El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
El PSOE vive en Collado Villalba una situación que no difiere mucho de la que atraviesa a nivel nacional, con un Alfredo Pérez Rubalcaba a quien el pasado se le atraganta por momentos mientras sus críticos echan más leña al fuego tras episodios como el vivido estos últimos días en Ponferrada. Tras la sangrante derrota sufrida en las pasadas elecciones municipales urgía un proceso de renovación al que algunos aún parecen resistirse, desatando un enfrentamiento que, lejos de ir a menos, se ha ido recrudeciendo en los últimos meses, hasta el punto de que la división podría acabar con la apertura de un expediente disciplinario a los tres concejales ‘josepablistas’ que recientemente se desmarcaron de forma explícita de su portavoz y también secretario general, Juan José Morales, en lo que parece consecuencia de no haber sabido digerir la derrota tras los pasados comicios internos.
La envenenada herencia de José Pablo González, que ya conocemos en lo que concierne al Ayuntamiento, con una deuda escandalosa, también se reproduce en el seno de la Agrupación Socialista. Cabe recordar que los críticos con su gestión fueron marginados durante años, provocando una fractura que todavía hoy se deja sentir, a lo que cabe sumar el enorme daño que ha hecho al presente del PSOE villalbino, condenado en las urnas, pero en también en la memoria de los vecinos, que recordarán durante mucho tiempo las consecuencias de una política tan personalista como poco comprometida con los principios del socialismo, entregada a despilfarros de todo tipo y proyectos innecesarios, con la obra del túnel-parking de Honorio Lozano a la cabeza de los despropósitos.
Precisamente por eso, porque es inevitable mirar hacia atrás cuando se pretende avanzar, es necesario que el PSOE afronte un completo proceso de renovación, que pasa por desmarcarse de forma clara de las maneras que exhibió José Pablo González y que tantas heridas han provocado. En este contexto, hay quienes apuntan que el trabajo del actual portavoz y secretario general es doble, ya que por un lado tiene que lidiar con los nostálgicos del ‘josepablismo’ y, por otro, debe poner todo su empeño en limpiar la cara del socialismo villalbino, algo en lo que cabe enmarcar las últimas campañas puestas en marcha desde la sede de Maestro Serrano.