El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Goirigolzarri, personaje competente que, al contrario que otros de su gremio, parece dispuesto a hacer lo que sea necesario para sacar a Bankia del pozo en el que se encuentra, ha asegurado, al explicar las cuentas de esta institución -más de 19.000 millones de euros de pérdidas generadas durante el año pasado-, que en un par de años tiene previsto comenzar a resarcir al Estado por esta ayuda, que en realidad hemos aportado todos los españoles para intentar remediar de la mejor manera posible los entuertos causados por la incompetencia, la venalidad y la avaricia de otros banqueros ineptos que han dejado las cajas en una casi irremediable bancarrota.
Pero Goirigolzarri deslizó en el mensaje general otro menos audible pero sí preocupante: Bankia será la única caja quebrada capaz de devolver al Estado tales ayudas. Desde luego no será nada bueno cruzarnos de brazos ante la perspectiva de que los responsables de las demás instituciones que han recibido recientemente ayudas públicas se marchen tranquilamente a su casa después de ese lamentable desmán que hemos tenido que reparar con muchos sacrificios los ciudadanos.
Si existe el suficiente interés, debe ser posible, además de sustanciar en vía penal los delitos que se hayan podido cometer, resolver por vía civil la deuda contraída con la sociedad por los banqueros que, sin renunciar en ningún momento a sus multimillonarios sueldos, fracasaron en su gestión al frente de las entidades semipúblicas que les habían sido confiadas. Se dice que la civilización consiste, sobre todo, en lograr que el ladrón termine devolviendo lo robado. De eso se trata, en definitiva.