El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Aunque con una estampa más moderna y actualizada, la plaza del Caño de Galapagar vuelve a ofrecer la tradicional imagen de sus orígenes: la del pilón emanando agua y convirtiéndose así en centro neurálgico de este espacio. Se trata de un histórico enclave del municipio, construido en el año 1599 y que, por fin, tras casi una década sin funcionar, vuelve a estar operativo gracias a las labores de reparación que se han llevado a cabo por parte de la Concejalía de Mantenimiento Urbano. En cualquier caso, la fuente tendrá un uso meramente estético, difiriendo mucho de sus aplicaciones del pasado, que fueron desde abrevadero para la ganadería hasta lavadero.
Hay que indicar precisamente que el agua del pilón no es apta para el consumo humano, al tratarse de un circuito cerrado y emplearse productos químicos para su conservación.