Respuesta del poeta madrileño tras la nota de prensa del Equipo de Gobierno de Torrelodones
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Tras la nota de prensa emitida la semana pasada por el Equipo de Gobierno de Torrelodones en la que anunciaba la desaparición del Premio de Poesía Juan Van Halen, aludiendo a la falta de respuesta del autor ante las nuevas condiciones del certamen (con una considerable reducción tanto en la dotación económica como en la cantidad destinada a la edición de la obra ganadora), el propio poeta y político madrileño ha remitido un comunicado en el que considera que mantener el premio “resultaba inviable en su nueva reformulación”. Igualmente, lamenta la paralización del proyecto para crear biblioteca en La Solana, anunciando que, si esta situación continúa, donará al Instituto Cervantes los miles de libros que en su momento acordó ceder a este palacete de Torrelodones.
A continuación reproducimos íntegro el comunicado de Juan Van Halen:
1º.- No caeré en la tentación de entrar en el trasfondo político que pudiera tener la no convocatoria este año del premio de poesía que lleva mi nombre. No puedo creer en esa motivación ni como posibilidad remota. Mi relación con los sucesivos equipos municipales de Torrelodones, independientemente de su adscripción, ha sido siempre afectuosa y motivo de gratitud por mi parte, y también con el equipo actual.
2º.- Desde mi primer libro de los 19 años hasta el último aún inédito, recién distinguido con un galardón prestigioso, Torrelodones ha sido y es una referencia permanente en mi obra. El compromiso de mi poesía es con el ámbito en que viví mi infancia, no con las opciones que sus habitantes libremente elijan, independientemente de que, como cualquier ciudadano, todo creador tenga sus ideas y las defienda.
3º.- La convocatoria anual en mi pueblo natal de un premio de poesía con mi nombre supone para mí un honor que nunca dejaré de agradecer. La buena disposición de la actual alcaldesa al anunciar en su día la continuidad del premio fue una nueva satisfacción para mí, sobre todo en nuestra realidad en que tantas iniciativas se conmueven por los vientos de la política.
4º.- El editor de las obras premiadas no es “mi representante” ni vía aceptable para hacerme llegar indirectamente propuestas oficiales sobre el premio. Para quienes conocen este ámbito no supondrá sorpresa saber que una de las fórmulas para acabar con la viabilidad y el prestigio de un galardón es “rebajarlo”. Es imposible, por ejemplo, pretender que el libro premiado se edite por la tercera parte de su costo real. No todo es un ajuste en la dotación formal del premio. No dudo de la buena voluntad del Ayuntamiento, pero lo cierto es que el premio en su nueva formulación resultaba inviable.
5º.- Nunca recibí las modificaciones realizadas en el certamen ni las nuevas bases para mi aprobación que se anuncian en la nota municipal hecha pública como enviadas el 19 de septiembre. Ni me constan los correos electrónicos. Puede ser achacable a cambio de despacho, de dirección de correo, incluso de número telefónico durante algún tiempo. Pero resulta obvio que eran conocidas mi dirección postal particular (que por cierto se ha hecho pública, entre otras circunstancias, con evidente indelicadeza) y la de mi despacho oficial.
6º.- Lo cierto es que en la carta de la Alcaldesa se me hablaba de “posponer la celebración del premio” y en la nota de prensa municipal se habla directamente de que el premio “desaparece”. Una solución inteligente, si se hubiese deseado mantener el premio, hubiese sido anunciar su convocatoria bienal mientras dure la crisis económica. Si a la “desaparición” del premio añadimos que no he vuelto a saber nada de la Biblioteca-Centro de Poesía Juan Van-Halen en La Solana, proyecto que cuenta con un acuerdo firmado y en cuya trayectoria me impliqué en su día con ilusión, es obvio que mi ánimo sobre el particular está bastante maltrecho.
6º.- Otro municipio madrileño se ha interesado por la convocatoria de un premio con mi nombre, lo que agradezco. Y si no se fuese a hacer realidad el proyecto de Biblioteca, una vez aclarado con el Ayuntamiento lo dispuesto en el acuerdo firmado en su día, probablemente me plantearé donar esos miles de libros al Instituto Cervantes al que me siento ligado desde hace muchos años y de cuyo Real Patronato formo parte. Nada me haría más feliz que el premio se recuperase y la Biblioteca fuese una iniciativa en favor de mi pueblo natal y de mis paisanos.
7º.- Más allá de situaciones concretas o de malentendidos, debo agradecer a los sucesivos Equipos Municipales de Torrelodones su cariño y su apoyo a mi obra y a mi persona. Mi deuda hacia todos ellos resulta impagable y desde mi humilde menester poético trataré de ser digno del continuado honor que se me ha otorgado.