ALFREDO FERNÁNDEZ | Miércoles 22 de octubre de 2014
FICHA: Novillada picada / 1ª Feria
Viernes,8 de febrero de 2013
Más de media plaza. Novillos de Antonio San Román, bien presentados, grandes, manejables, justos de raza, mansos y con poco fondo. 2º y 4º, mejores;5º y 6º, los peores. Tomás Campos, palmas tras tres avisos y oreja; Brandon Campos, oreja y ovación; y Pablo Gallego, silencio en los dos.
FICHA: Corrida de Toros / 2ª Feria
Sábado, 9 de febrero de 2013
Menos de media plaza. Tres toros de Juan Pedro Domecq (1º, 5º y 6º) y Parladé (2º, 3º y 4º), bien pero muy desiguales de presentación y hechuras. Los hubo cuajados como el 4º y anovillados, caso del 6º. De buen juego en general, con variedad. 1º, encastado; 3º, bueno y pronto; 4º, con gran pitón izquierdo; 2º y 5º, deslucidos. Antonio Nazaré, oreja y saludos desde el tercio; Juan del Álamo, silencio y saludos; y Sergio Flores, silencio en los dos.
FICHA: Corrida de Toros / 3ª Feria
Domingo 10 de febrero de 2013
Tres cuartos de plaza. Toros de Victorino Martín, regularmente presentados. Varios astigordos y de pobres caras. 4º y 5º bastos y muy feos. 3º, chico. Algo mejores 2º y 6º. De juego muy dispar, aunque con emoción. 3º, bravo y con clase; 6º, encastado; interesantes 1º y 2º; soso el 5º y difícil el 4º. Sergio Aguilar, silencio y silencio; Fernando Cruz, oreja y oreja; y Alberto Lamelas, vuelta al ruedo y vuelta al ruedo. Bien en banderillas Fernando Téllez y el Niño de Santa Rita.
CRÓNICA:
No ha habido grandes triunfos en la feria de Valdemorillo, pero la verdad es que en el coso de La Candelaria han pasado muchas cosas, si bien por culpa de la espada se han esfumado algunas puertas grandes. No podían fallar dos hierros de la categoría de Juan Pedro Domecq y Victorino Martín. La primera fue una buena corrida de toros; le faltó un punto de fondo, pero con muchos matices hubo hasta cuatro astados variados y con muchas posibilidades. Como en su momento dijimos, la de Juan Pedro merecía otro cartel, tal como se demostró. Una solitaria oreja para Antonio Nazaré cuando en las manos de otros espadas posiblemente ahora estaríamos hablando de siete u ocho trofeos. El encierro con los dos hierros de la casa no se aprovechó en su justa medida y mereció más para una terna que no llegó al aprobado
Seguramente no ha sido la mejor corrida de Victorino Martín. No pasará a la historia, pero los aficionados la vivieron con mucha atención porque la emoción estaba presente en el ruedo de Valdemorillo. El público responde al acontecimiento, a lo que le resulta interesante, de ahí la gran entrada que registró el coso serrano.
Aunque se cambiaron toros de los inicialmente anunciados en las fotografías, en medio de todo se coló alguna ‘sardinilla’ impropia por aquello de estar en Carnaval, y dos de los animales lidiados serían de los más feos que el brujo de Galapagar tendría en su finca. Independientemente de esto, hubo gran dosis de emoción y un gran toro, bravo, el tercero, de soberano temple que, en mi opinión, hubiera merecido la vuelta al ruedo. Así de claro, aunque nadie lo haya dicho. El sexto resultó también muy vivo, con mucha casta y poder, pero acabó desarrollando sentido, era cinqueño.
Fernando Cruz resucitó en Valdemorillo y Alberto Lamelas causó una gran sensación y pidió a gritos que se le abran oportunidades.
Única puerta grande
Fernando Cruz reapareció de su terrible cornada en Madrid en agosto del pasado año. Tras un buen ramillete de verónicas realizó una faena compuesta. El toro tenía muchas teclas y el madrileño siempre le trató con suavidad y queriendo hacer todo con cabeza y torería. Destacó una gran serie por el lado derecho y una estocada efectiva que le valió para conquistar el sueño de la oreja. Volvió a puntuar ante el quinto, soso y vulgar, pero le valió a Cruz para plasmar una labor sólida, asentada y con el sello de su buen concepto del toreo. Otra oreja y la sensación de que este diestro madrileño merece más suerte.
La sensación de la feria -con un gran lote de victorinos, todo hay que decirlo- fue Alberto Lamelas, que cambió tres orejas por dos vueltas al ruedo tras marrar con el acero.
El primero fue un toro muy chico pero que sacó bravura y un temple fascinante, así como una profundidad de ensueño . Gran toro de Victorino. Por momentos lo toreó muy despacio, corrió la mano con despaciosidad, muletazos de trazo largo con el gran secreto de dejarle la tela siempre muerta en la cara. Volvió a la derecha para dejar pasajes a cámara lenta donde consiguió los momentos más brillantes del ciclo. Cambió el premio por una aclamada vuelta al ruedo.
El sexto tuvo raza, picante y casta, pero acabó aprendiendo. Dos series de buen toreo y gustándose para luego cambiar el toro y Lamelas, aunque continuó firme, se encontró con que su ponente exigía una enorme técnica y oficio. Volvió a marrar con la espada, pero dejó claro que se debe contar con él y que su toreo ha cambiado con el sustento de un valor bárbaro.
A Sergio Aguilar le tocó bailar con el lote más complicado, pero no anduvo despegado de ideas y no lo vio claro. Su primero se revolvía con prontitud y el diestro se empeñó en aplicarle la técnica del toro convencional que sale habitualmente y no consiguió nada relevante. El cuarto fue un zamacuco muy complicado con el que Aguilar hizo lo que pudo en una labor un tanto a la deriva.
Buenos ‘Juanpedros’
La corrida de Juan Pedro Domecq, dígase también Parladé, lidiada el sábado 9, dejó un grato recuerdo aunque fue muy dispar de presencia, caras y tipos. Hubo toros con movilidad, con variedad de comportamientos dentro del mismo conjunto y sobre todo con buen estilo. Un encierro que en otras manos hubiera dado de sí otra dimensión.
Antonio Nazaré se llevó un gran lote. El primero fue un castaño que se movió con celeridad, aunque le faltó un punto humillar. Le pilló a principio de temporada y el torero lo notó porque no acabó de sacarle partido. La oreja generosa fue por la estocada, aunque hay que decir en todo caso que la presidencia ha hecho buen papel.
Ante el cuarto, que acabó sacando un pitón izquierdo de estilo y clase, dio algunos naturales francamente muy buenos y donde se gustó mucho. A pesar de todo, faltó redondez a su labor y luego con la espada no lo vio.
Juan del Álamo sorteó los dos peores del lote, uno por parado y otro por no acabar nunca de entregarse. Más voluntarioso en éste y con más arrestos, dio la sensación de que su toreo se ha estancado y tiene que crecer y evolucionar.
El mexicano Sergio Flores se llevó un lote extraordinario, como para haber dado un golpe de efecto a las puertas de Madrid. Su primero fue un toro con cara, serio, que se movió y galopó mucho, pero en bueno. Sobre la derecha logró dos series muy estimables, pero se cambió la muleta de mano y no se entendió. Luego quiso volver a la diestra, se puso mecánico y aquello no cobró vuelo. Tampoco hiló fino con la espada. El sexto de Juan Pedro tenía aspecto de novillo, pero sacó una gran calidad por el pitón derecho. Su faena resultó algo periférica y con mucha ligereza entre pase y pase. La espada no funcionó y siento decir que a este torero que se le escapó una gran oportunidad con un lote de cortijo.
Un ciclo, en definitiva, donde hubo cosas positivas, sin acabar de redondearse pero siempre con interés y fundamento. Los aficionados lo pasaron bien y el Ayuntamiento puede estar satisfecho de haber cumplido con buen tono en esta primera feria de la temporada. Con buenas vacadas todo cambia.
LOS ‘CAMPOS’ PASEAN SENDAS OREJAs EN LA NOVILLADA
La novillada picada sirvió de apertura a la feria el viernes 8 de febrero. Mucho público en el tendido, ya que el festejo era gratuito para empadronados. Se lidió una novillada de Antonio San Román grande, fuerte, bien armada y nada bonita de tipo. Una prueba de fuego para una terna muy nueva. Fue un encierro manejable, que se dejó, aunque le faltó bravura y transmisión. Destacaron las formas de Tomás Campos, que en el cuarto realizó lo más torero de la tarde. Compone bien, presenta la muleta plana aunque luego tenga que dar mayor longitud al pase. Su labor tuvo momentos brillantes y tras un espadazo paseó un trofeo. Su primero regresó a los corrales por el descabello.
Brandon Campos se llevó el mejor novillo y su faena fue irregular. Le puso voluntad y decisión, pero imprime demasiada velocidad. Remató bien con la espada y cortó una oreja.
Pablo Gallego debutó con picadores con una novillada grande y lo notó. Pasó sus fatigas con el primero y luego anduvo más decidido y voluntarioso con el utrero que cerró la tarde. Una gran estocada fue lo mejor de su actuación.