Opinión

Si queremos, podemos

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
El paro y la corrupción son nuestras principales lacras, las que no nos dejan avanzar y las que constatan la decadencia, la desidia y el mal hacer de nuestros gobernantes en los últimos seis u ocho años. Pero también son un fiel reflejo de la sociedad en la última década, todo hay que decirlo, por lo que estamos obligados a practicar, en menor o mayor medida el siempre sano ejercicio de la autocrítica.

Dicho esto, estoy seguro de que de los corruptos ya se ocupará nuestro sistema judicial, que para eso está, y en lo que debemos centrar nuestras energías es en analizar los últimos datos de desempleo porque nadie, absolutamente nadie, puede ser autocomplaciente con los casi seis millones de parados que tiene nuestro país, ni por supuesto obviarlos. Y la pregunta es: ¿Qué estamos haciendo para cambiar la situación? Pues muy poco, así las pequeñas y medianas empresas (pymes) no piensan precisamente en la internacionalización, innovación, etc. -que sería lo normal- sino simplemente en cómo pagar las nóminas a fin de mes a sus trabajadores, la seguridad social y los diferentes impuestos a los que estamos sometidos en un marco de tremenda carga impositora y fiscal. Prácticamente no existe crédito empresarial y el poco que fluye lo absorben las Administraciones para cubrir sus necesidades, dejando el sector privado sin capacidad de obtener liquidez, por no hablar ya de los prolongados y nocivos retrasos de pagos a proveedores o el humillante adelanto del pago del IVA de facturas que no se han cobrado la mayoría de las veces por incumplimientos reiterados de las propias Administraciones. Necesitamos, pues, con urgencia, un cambio del tejido productivo viable. Y mientras esto se desarrolla, debemos apoyar el autoempleo -que es la forma más rápida de generar empleo nuevo- y el espíritu emprendedor con planes de choque para combatir el desempleo actual. Se acabaron los tiempos de foros, jornadas, debates sobre lo divino, lo humano y lo virtual, planes de competitividad, diagnósticos empresariales o planes estratégicos, sino de actuar, de implantar, de desarrollar, de ponerse el mono y de esforzase al máximo para salir de ese perjudicial círculo vicioso que solo nos conduce al bloqueo de nuestra economía. Y para ello debemos ser generosos, colaborar para que otros también colaboren con nosotros, pensar en colectivo y no fomentar individualismos que nunca suelen conducir a nada sobre todo en un contexto económico débil como el actual, fomentando el asociacionismo empresarial para ganar músculo, agrupándonos para ser más competitivos y poder abordar todo tipo de mercados con garantía de éxito a la vez que ahorramos costes. En definitiva, los pequeños y medianos empresarios (pymes) debemos hoy más que nunca hacer piña para cerrar filas. Sé que no son muchos los que aún siguen creyendo en el futuro de nuestro país pero aún así sigo apostando firmemente en nuestras posibilidades porque constato que las tenemos, por lo que en un contexto más que complicado estamos obligados a dar un firme paso adelante paras salir lo más reforzado que podamos de esta crisis económica y de valores que tanto daño nos está haciendo, demostrando con ello que si queremos, podemos.