Toros

Adolfo Martín recibe el apoyo de los aficionados

ALFREDO FERNÁNDEZ | Miércoles 22 de octubre de 2014
Una de las noticias más positivas en estos días previos a la Navidad es la buena marcha de la recuperación de Adolfo Martín Escudero. Su mejoría es patente, evoluciona despacio pero bien y cada vez el ganadero de Galapagar se encuentra mucho mejor. Sus numerosas heridas han cicatrizado, ha recuperado el aspecto físico, y aunque tiene algún problema de anemia, con una buena alimentación se está atajando.


Visita a la finca ‘Los Alijares’
Hace un par de semanas viajó hasta su finca de Los Alijares, en Trujillo, para visitar por primera vez sus toros tras la grave cornada que un ejemplar de su vacada le ocasionó el pasado 24 de septiembre. La emoción estuvo presente en este reencuentro con su ganadería tras el obligado retiro que le ha tenido apartado de la pasión de su vida.

Un nutrido grupo de partidarios, amigos y aficionados quisieron tributarle un cálido homenaje. Fue el pasado sábado 15 de diciembre, en el restaurante Puerta Grande de la capital. Desde distintos puntos de la Península se acercaron más de 300 personas que quisieron arropar al ganadero en un acto tan especial, que suponía su primera aparición pública después de un duro periodo de convalecencia.

En este homenaje también estuvieron presentes algunos matadores de toros, como Fernando Robleño, Gómez Escorial o el ganadero y periodista Adolfo Rodríguez.

Las primeras palabras del ganadero fueron de agradecimiento para su hijo Adolfo y el mayoral, José Antonio Naharro. “Ellos se jugaron la vida por salvármela a mí y quitarme el toro de encima”, manifestó. También narró lo sucedido con entereza y tranquilidad: “Recuerdo que me sacaron en una camilla; en todo momento fui consciente de lo que pasaba, aunque desconocía lo que llevaba. Luego tuve la gran suerte de que me atendiera el doctor Botello -también presente en el homenaje-, y su experiencia y categoría como profesional han quedado patentes. Creo en Dios, pero por todo este cúmulo de cosas no era mi día”, comentaba tras este grave trance. Adolfo acabó mandando un mensaje de esperanza y haciendo gala de ser una persona muy fuerte y capaz de venirse arriba ante las adversidades. “Seguiremos criando toros bravos, teniendo tardes de gloria y otras de sufrimiento, pero esto es así. Ya salud no puedo pedirle, porque la vuelvo a tener”.