Collado Villalba

Los aullidos de Lobo Cojo

INTERINO

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
“Bueno, como esta semana el dire me ha ampliado la columna, me podré extender un poco más en mis comentarios”, dice Lobo Cojo a título de preámbulo.
“El primer tema está relacionado con la ORA o Zona Azul, y tomen buena nota porque no tiene desperdicio: esta semana algunos conductores que aparcaban sus vehículos en la plaza de Los Belgas, a la hora de meter las monedas para sacar el tique no podían por menos que sorprenderse tras comprobar que en el mismo figuraba el nombre del Ayuntamiento de Alcobendas. Yo sé que Pepe Caballero, alcalde de esa localidad, es muy amigo de JP, pero de ahí a que ese Consistorio se lleve los dineros por aparcar en nuestras calles va un abismo. La explicación está en que la empresa concesionaria es la misma en ambos municipios y algún empleado debió confundirse a la hora de meter las tarjetas de pago en las máquinas. Y como estamos con el tema de los aparcamientos, tampoco podemos evitar hoy hablarles de las obras del eje Honorio Lozano-Batalla de Bailén, también conocida por “zona cero”, que esta semana ha obligado a echar el cierre a cinco calles aledañas con el perjuicio que esto supone para peatones y conductores. Claro que peor lo están pasando los residentes en el entorno del futuro túnel, al tener que aguantar mañana, tarde y parte de la noche un auténtico recital de tiqui-taca protagonizado por un desafinado coro formado por máquinas excavadoras que parecen obsesionadas en estrujar todos los pedruscos que encuentren a su paso. Pero aún tenemos más sobre aparcamientos: nos aseguran que el parking de la Biblioteca tiene más agujeros que un queso de Gruyere, o al menos eso se desprende de las impresionantes goteras que mostraba estos días de lluvia. Al parecer, las columnas existentes en el porche bibliotecario son las causantes de las filtraciones habidas en una obra que ya tiene tintes chapuceros. Espero que Cover-Ortiz tomen nota y lo hagan un poco mejor. Y finalizo con otro tema que debe preocuparnos a todos: ¿qué piensa hacer la parroquia con la vieja ermita de la Estación?. Si mantiene su actual estado de ruina, el día menos pensado el tejado se vendrá abajo y que Dios nos coja confesados. Y nunca mejor dicho”.