El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Una de las claves en el denominado Caso Villalba está en la ‘alegre’ cesión de las fincas del Caño de la Fragua y Malvaloca para el depósito de escombros, materiales de obra y maquinaria. Otra, y quizá la que entraña una mayor complejidad, tiene que ver con la estancia de José Pablo González y dos conocidos empresarios en el hotel Grau Roig de Andorra durante la Nochevieja de 2006. Pese a que en su momento hubo quien celebró que la factura ya no era noticia, tras la teatral maniobra del ex alcalde en un pleno, la factura, así son las cosas, vuelve a ser noticia, y aún lo será más cuando comiencen las declaraciones de los imputados. El diario ABC volvía a reproducir esta semana el pago que IGS Villalba realizó por una estancia de 14 personas en diciembre de 2006. Según indicaba el diario madrileño, había un par de trucos: un cambio de fechas para poder desgravar la cantidad correspondiente en el mismo ejercicio económico y la sustitución del concepto ‘vacaciones’ por el de ‘seminario’.
Son muchas las sombras que rodean este asunto, todavía pendiente de numerosas explicaciones, puesto que el ex regidor socialista se negó en rotundo a crear la Comisión de Investigación que reclamaron los grupos de la oposición. A esto cabe unir la venta por parte de IGS de una vivienda a una empresa fantasma del ex concejal de Urbanismo José Antonio Gómez Sierra -el mismo que se fue de vacaciones a Punta Cana con el adjudicatario de la obra del túnel-, operación que tuvo lugar en 2005. Estamos, como reiteradamente hemos mantenido desde El Faro del Guadarrama, ante un caso que revela las estrechas relaciones que tanto González como Gómez Sierra mantenían con los empresarios del túnel-parking de Honorio Lozano. Ahora, después de que rechazasen hacerlo en el máximo órgano de representación municipal, tendrán que explicarse debidamente en los juzgados.