El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
A lo largo de 2013, las decisiones del Gobierno de Rajoy evidenciarán algo que la mayoría de los ciudadanos intuía, pero prefería ignorar hasta que estalló la crisis: que la actual estructura demográfica (con menos niños e inmigrantes y más personas mayores) hace inviable el sistema de pensiones tal como ha funcionado en España durante los últimos 30 años.
Y es que con el sistema de reparto vigente (por el que las prestaciones de los actuales pensionistas son pagadas con las cotizaciones de los activos) se han roto dos mitos esgrimidos por sus defensores: que la pensión está protegida ante la inflación (desmentido por la congelación de Zapatero y la no revalorización de este año) y que la Seguridad Social tiene superávit (terminará el año con un déficit de 10.000 millones), mientras el Gobierno ha tenido que recurrir al fondo de reserva, por primera vez, para paliar “necesidades de Tesorería” (fondo que, por cierto, ha invertido un 90 por ciento del total en deuda pública española: imaginen qué pasaría si se produjese una ‘quita a la griega’ de los bonos del Estado).
A todo ello deben añadirse las presiones de Bruselas: el PP acelerará el calendario para implantar la jubilación a los 67 años (en principio, este proceso debía durar 15 años), mientras modifica los mecanismos para rebajar las futuras prestaciones (al tomar como referencia toda la vida laboral para calcular la pensión, en lugar de los últimos 15 ó 20 años).
Mientras todo esto sucede, nuestros políticos seguirán con la comedia: los gobernantes defenderán las medidas para “garantizar la sostenibilidad” del sistema, mientras la oposición practica la demagogia de rechazar la no revalorización, sabiendo que el tinglado tiene un gran parecido con el timo piramidal montado por Bernard Madoff. Al menos este fue a la cárcel por sus engaños.
Cómo lo ven. Financial Times señalaba que al cumplirse 70 años del informe Beveridge (que sentó las bases del Estado de Bienestar en Gran Bretaña), el actual ministro de Economía tory, George Osborne, parece el sepulturero de la idea: el país se ha adentrado en un largo periodo de austeridad, donde los problemas no se arreglan con más endeudamiento (tal como sucedió durante la segunda mitad del siglo pasado). Algo que aceptan hasta los laboristas. Clarín apuntaba la precipitación de los hechos políticos en Italia tras el anuncio de Silvio Berlusconi, ex primer ministro, de ser candidato por el PDL en las próximas elecciones legislativas (posiblemente, en marzo). Esto provocó el anuncio de dimisión de Mario Monti, primer ministro tecnócrata, que devolvió la credibilidad a un país bajo riesgo de intervención. Berlusconi cree que no puede ganar, pero tratará de llegar a un 25 por ciento de los votos en el Senado, para condicionar al gobierno y no terminar en la cárcel por sus líos judiciales.
Cómo nos ven. Reuters citaba a altos cargos del Gobierno para dar como probable una reforma de las pensiones (que supone un gasto del 10 % del PIB en España) a principios de 2013. Así, se intentaría acelerar el incremento en la edad de la jubilación, además de eliminar, definitivamente, la cláusula que ligaba la revalorización de las pensiones con la inflación. Todo ello con el fin de atender las demandas europeas. Por su parte, The Wall Street Journal se hacía eco de las predicciones del analista Charles Robertson, de Renaissance Capital, que atribuía a España un 40 % de probabilidades (por debajo del 50 % de hace meses) para proceder a las duras reformas necesarias que culminen con éxito una devaluación interna dentro de la eurozona. Con ello aumentan las opciones de que se produzca el Spaxit (salida de España del euro) hacia 2015, ante su incapacidad para crecer durante los próximos años.