Imagen de la película ‘Te doy mis ojos’, que se proyecta hoy en Collado Villalba (Foto: Cedida)
Virginia Alonso, coordinadora del punto municipal del observatorio regional contra la violencia de género en Guadarrama
ENRIQUE PEÑAS | Miércoles 22 de octubre de 2014
No nos engañemos. Queda mucho por hacer para que mañana, 25 de noviembre, no tengamos que celebrar el Día contra la Violencia hacia las Mujeres. “Parece que gritas a pleno pulmón y en cambio sólo te escucha la gente que te rodea”, explica gráficamente Virginia Alonso, coordinadora y psicóloga del Punto Municipal del Observatorio Regional de la Violencia de Género en Guadarrama (calle Recaredo Collar, 6; teléfono 91 854 35 82). “Se siguen escuchando chistes machistas, frases, comentarios machistas, y hay quienes todavía se ríen con esas cosas, incluso mujeres”. Es un problema complejo pero de alguna manera también simple: es una cuestión, principalmente, de mentalidad.
Desde agosto de 2005
El Punto Municipal, que atiende a los seis municipios de la Mancomunidad La Maliciosa (los Molinos, Cercedilla, Collado Mediano, Becerril, Navacerrada y Guadarrama), se puso en marcha en agosto de 2005, y desde entonces su actividad ha ido “en aumento”. Las cifras, indica Virginia Alonso, “se han duplicado o incluso triplicado, dependiendo de los pueblos. Raro es el día en que no atendemos un nuevo caso”. Navacerrada es la excepción, ya que no hay ninguno, lo que no significa, añade Alonso, que el problema no exista, sino que probablemente no se ha denunciado “por vergüenza o culpa”. Dos sentimientos que siguen siendo el principal obstáculo a la hora de que las víctimas de la violencia de género den el primer paso. “Ellos las hacen sentir culpables. Piensan en lo que pueden hacer para cambiar la situación, se plantean que hay algo que no han hecho bien, cuando la realidad es que, hiciesen lo que hiciesen, eso iba a seguir así”.
Malos tratos físicos, psicológicos o sexuales, en diferentes grados. Por el Punto Municipal han pasado este año 90 mujeres, de las que aproximadamente un tercio cuenta con órdenes de alejamiento. Virginia Alonso expresa que algunas de ellas acuden directamente, y otras lo hacen después de que técnicos de Mujer, trabajadores sociales, policías locales o guardias civiles te pongan en conocimiento de algunos casos. “no todas las mujeres se atreven a dar el paso, hay algunas que no quieren hacerlo”. En ese sentido, añade que es fundamental el trabajo de sensibilización. Entre las acciones llevadas a cabo en los últimos meses, esta psicóloga destaca el taller de rap para adolescentes impartido recientemente en Guadarrama por El Chojín. Y para 2007, adelanta, se pondrá en marcha una campaña más amplia dirigida a toda la población. “Es verdad que cada vez se habla más de la violencia de género y que es algo que ya casi está en nuestro subconsciente, pero queda mucho por hacer en materia de concienciación, como por ejemplo con el hecho de que una persona no se corte en llamar a la Policía o la Guardia Civil cuando escucha una bronca, aunque es verdad que tenemos constancia de que ya hay vecinos que han denunciado agresiones que han visto, sobre todo cuando hay niños de por medio”.
En todo caso, Virginia Alonso no es especialmente optimista sobre el tema. Tampoco convendría hablar de pesimismo, sino, con los datos en la mano, de realismo puro y duro. “No creo que las cosas puedan cambiar mucho a medio plazo. Es un problema que tiene que ver con la construcción social, y de igual modo que se dan algunos pasitos adelante, también se dan otros hacia atrás. Estamos todavía en una sociedad patriarcal, que no se nos olvide. No hay una igualdad real, no nos equivoquemos. La estructura social no cambia de un día para otro. Lo primero que tenemos que hacer es sensibilizar a la gente para que piense que eso tiene que cambiar”. De momento, eso. Los cambios vendrán después.
Mucho más allá
Y todo ello teniendo en cuenta que, más allá de los titulares y de la escalofriante cifra de mujeres que mueren como consecuencia de las agresiones de sus compañeros, “la violencia de género no es sólo las palizas, va mucho más allá: degradación, vejaciones psicológicas, agresiones sexuales, acoso en el trabajo, agresiones de un padre a sus hijas o de un chico a su madre, prostitución...”. Desde luego, el trabajo no es sencillo. Virginia Alonso señala que desde el Punto Municipal se trabaja en varias líneas de actuación, empezando por la más urgente, la atención a las víctimas y a sus hijos, atención que con la nueva ley aprobada por la Comunidad de Madrid se extiende también a las personas dependientes a cargo de la afectada. “Acogemos a esa mujer, hablamos con ella y le ofrecemos los servicios que requiera por su situación”. Entre estos, explica, están el tratamiento psicológico, la asesoría jurídica y la labor de los trabajadores sociales, además de otras acciones especializadas, como la redacción de informes periciales o la asistencia psicológica específica para niños. “Pero, aunque los casos se deriven, siempre hacemos un seguimiento, no nos olvidamos de estas mujeres, estamos pendientes de su recuperación”. También juegan un papel importante los orientadores profesionales, encargados de que la víctima pueda acceder cuanto antes al mercado laboral. “El objetivo es que la mujer pueda ser dependiente desde el punto de vista económica y no se sienta ahogada, porque hay situaciones muy complicadas en las que se puede encontrar con que no tiene para dar de comer a sus hijos y se siente avocada a volver con el agresor, que es el que lleva el sueldo a casa”. Sin embargo, Virginia Alonso, añade que superar este obstáculo no es definitivo. “No es lo único, ni mucho menos. También hay mujeres que trabajan y siguen siendo agredidas. Es importante ofrecer ayudas pero sólo con el dinero no se solucionan las cosas, sino cambiando la mentalidad de la gente”.