Editorial

La regulación de las retribuciones de los políticos municipales: una medida necesaria para evitar excesos y anomalías

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Parece que el Gobierno de Mariano Rajoy está definitivamente decidido a ‘meter mano’ en el espinoso tema de las retribuciones de los alcaldes y concejales, hasta ahora dominado por la absoluta falta de regulación, lo que también afectará a las distintas localidades de nuestra comarca, tal como detallamos en esta edición de El Faro del Guadarrama. Es éste un asunto en donde es fácil caer en la demagogia, como han hecho distintas formaciones políticas a lo largo de los últimos meses, pero lo que sin lugar a dudas es una anomalía es que un regidor cobre tanto o más que un ministro o que el propio presidente del Gobierno.

Cierto es que, como consecuencia de la crisis, la mayor parte de los ayuntamientos de nuestra comarca -con algunas excepciones- han aprobado medidas de ajuste que también han afectado a los salarios de los cargos políticos, pero más allá de decisiones coyunturales, se trata de regular un capítulo en el que durante muchos años se han cometido auténticos excesos. Tampoco cabe pasar por alto la intención de reducir el número de ediles con dedicación exclusiva, situación que ha llevado a convertir a numerosos concejales en verdaderos profesionales de la política, desconectados totalmente de la realidad económica y social que se vive fuera de los ayuntamientos. Luego se podrá debatir si es justo o no el sueldo de los alcaldes en función de la dedicación que evidentemente tienen, y de si los tramos que se pretende establecer atendiendo al número de habitantes son los más adecuados pueden corregirse e introducir otras variables, pero de cualquier modo estamos ante un buen punto de partida.

Por otra parte, dentro de esta reforma se debe incluir igualmente todo aquello que tiene que ver con las competencias impropias que numerosos ayuntamientos han asumido siguiendo la lógica de que la Administración local es la más cercana a los ciudadanos. No son pocos los consistorios que están con el agua al cuello, y no sólo por el estallido de la burbuja inmobiliaria, sino porque hasta ahora venían prestando una serie de servicios que en las circunstancias actuales es imposible mantener. Ante esta situación, se hace imprescindible abordar de una vez por todas la revisión de los mecanismos de financiación local.