Opinión

¡Maldita sea esta crisis y los que la han provocado!

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Una vez, hace algunos años, oí a un hombre maldecir. Ya sé que no está bien maldecir, pero en la boca de aquel hombre, esas palabras sonaban a una explosión de desahogo por la angustia que en aquellos momentos aprisionaban el corazón y el alma de un padre que había perdido a su hijo en una guerra que otros habían creado. “¡Malditas sean las guerras y los canallas que las apoyan!”.

Esas fueron las palabras que oí decir con rabia contenida a don Julio Anguita, un hombre integro en sus convicciones políticas y siempre fiel a sus ideas de izquierda. Hoy, al enterarme de una triste noticia y en la misma línea del señor Anguita, yo maldigo y digo: “¡Maldita sea la crisis y los canallas que la crearon!”. Sí, una crisis creada por “unos” que tienen mucho y que ahora nos toca pagar a “otros” que tenemos menos. Una maldita, constante y dura crisis económica que dicen, han creado los bancos y las entidades financieras, esas que ahora caen y el Gobierno las “reflota” con inyecciones de préstamos de capital a pesar de ser esos bancos y entidades las únicas que, en estos tiempos, sacan miles y miles de millones de beneficios económicos a costa de aquellos a los que sangran con hipotecas cargadas con altísimos intereses.

No hay derecho a esto. La maldita crisis y aquellos que la crearon; bancos y entidades que operan con nuestro dinero, a cuyos cargos hemos visto enriquecerse con sueldos y pensiones blindadas. Ellos sí que no tienen crisis ¿Cómo han podido ser tan sinvergüenzas ganando tan grandes fortunas a costa de unos intereses que son la sangre de otros? La semana pasada una mujer de 53 años se ha quitado la vida en Baracaldo. Una comisión judicial y la policía venían a quitarle su casa; ella les abrió la puerta y acto seguido se subió a una silla y se arrojó al vacío desde una ventana de su domicilio, resultando muerta en el acto. No hace mucho ocurrió lo mismo en Granada y en las Islas Canarias y otro hombre se recupera en un hospital de las graves lesiones ocasionadas por un intento de suicidio.
¡Maldita sea esta crisis y aquellos que la han provocado! El paro que cada vez va creciendo más y más y las duras exigencias de los bancos que no entienden de dramas familiares, perdones o prórrogas, y que solo quieren dinero, están haciendo posible el aumento de suicidios de padres y madres que han perdido su trabajo y como consecuencia de ello se ven imposibilitados para pagar sus deudas hipotecarias.

Las cifras son escalofriantes: en el primer trimestre de este año, por vía judicial, han sido desalojados forzosamente de sus viviendas o locales 46.559 personas, es decir 517 por día. Y desde el año 2008 en España el número de desahucios a familias por impago de sus hipotecas (al margen están los de los alquileres), asciende ya a 374.230. Dicen que todo esto es consecuencia de la crisis, una crisis que no va con los políticos, banqueros, especuladores y toda esa calaña de gentes del bien vivir; esos no sienten la crisis; esos que sí llegan bien a final de mes; esos que sí tienen medios suficientes para dar de comer a sus hijos. Esos sí que no pasan frio, ni hambre; esos no se arrojan por las ventanas de sus casas... .

Desahuciar, dicen, es despedir al inquilino o propietario de una casa mediante una acción legal. Será una acción legal para aquellos que hicieron de esta ley, una ley que en Europa ya ha sido calificada ya de ilegal. La normativa de desahucios vigente en nuestro país es una ley de hace cien años ¿No es hora ya de cambiarla?
Desahuciar, también pueden entenderse como quitar a alguien toda esperanza de conseguir lo que desea. Esta creo que sí es una descripción mucho más acorde, exacta y consecuente con lo que le está sucediendo a las personas afectadas por los desahucios, porque se les quita el techo donde se cobijan por no pagar el dinero que no tienen. Dinero, dinero, dinero...; es lo que vale hoy; el dinero es lo que más importa a esos buitres que andan al acecho de sus víctimas, a la espera de que la desesperación les haga tirarse por la ventana de la casa que les van a quitar.

Señor Presidente del Gobierno; señores dirigentes de los partidos políticos: tienen que frenar la codicia de los banqueros para evitar que estos sigan arrojando a la calle a tantas y tantas familias. Hagan una ley consensuada para frenar esta ola de desesperación y suicidios. Solucionen esto, pónganse de acuerdo, pero de prisa, porque no hay tiempo para más dilaciones. Hoy mejor que mañana. Después sigan legislando sobre las leyes que les de la gana, pero ahora céntrense en lo que de verdad urge.
¡Maldita sea esta crisis, los canallas que la han creado y los sinvergüenzas que se aprovechan de ella, merced a la desgracia ajena!.