OPINIÓN
ALFREDO FERNÁNDEZ | Miércoles 22 de octubre de 2014
La pasada semana comentábamos los tiempos difíciles que atraviesan las ganaderías. Decíamos que las lluvias están ayudando y que muchos criadores se están agarrando a los aficionados prácticos. Pero nada parece ser suficiente. Hoy queremos hablarles de la gran cantidad de toros y utreros que están yendo directamente al matadero al no encontrar sus propietarios otra salida para desatascar sus dehesas.
Esta misma semana hemos tenido conocimiento de una ganadería que está liquidando sus reses. Nos referimos a la colmenareña de El Retamar. Manuel Hurtado, representante de esta divisa, de procedencia Núñez, entre otros cruces nunca desvelados, está vendiendo y matando vacas visto el desolador panorama. De hecho, estos días saltaba la noticia de que el matador burgalés Morenito de Aranda,se hacía ganadero adquiriendo precisamente 60 reproductoras de esta vacada que hasta hace poco pastaba en tierras de Colmenar Viejo. Pero la sangría puede continuar. Muchos tenían negocios paralelos que compensaban los gastos generados por un hierro de reses bravas.
Algunas de esas ganaderías, en donde Tomás Entero compraba a precio de saldo, han desaparecido de circulación. ¿Alguien sabe donde está la vacada de Campoamor? Era una habitual de sus plazas. ¿Dónde ha quedado Soto de la Fuente? ¿Y aquella de Félix Hernández Barrera que arruinó una novillada durante una feria de Santiago? En los años de bonanza, este tipo de divisas malvendían su producto, pero con la crisis la mayoría ha quedado fuera de combate.