Opinión

Cuanto peor le vaya a España, mejor para ellos

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Resulta tan patético como indignante el comprobar cada día como la inmensa mayoría de los 450.000 políticos españoles, gente que vive, al menos la mayoría de ellos, única y exclusivamente de la política, se hallan cada vez más lejos de la realidad.

Aún diría más: de espaldas a la misma.

Se han atrincherado en sus posiciones y desde ellas, defienden con uñas y dientes su propio estatus, o sea, los cargos, los sueldos y privilegios sin fin que ellos mismos, graciosa y generosamente se han otorgado a costa del dinero público, o sea del dinero que sacan a los ciudadanos a base de obligarlos a pagar impuestos, tasas y tributos hasta por respirar. Para lo demás, como lamentablemente hemos podido comprobar, ni están ni se les espera.

Mariano Rajoy ha dicho que ve frutos verdes para 2014, pero eso no se lo cree ni él. Los economistas del BBVA por su parte pronostican el duro mantenimiento de la situación actual, pero con aumento del desempleo. La gente piensa ya -y no creo que les falte razón-, que nunca se saldrá de la crisis y que a partir de ahora todo será diferente. Alrededor, mientras, tenemos la corrupción, el afán independentista, la chapuza nacional, lo que incrementa la ceremonia de la confusión y desmoralización en la que vivimos. Mas, presidente de la Generalitat, ha andado por Europa gastando dinero y mendigando un reconocimiento de Cataluña mientras los países lo ningunean. En Castilla y León se acaban las vacunas de la gripe en plena campaña. Y el paro aumenta (sólo es necesario ver los datos ofrecidos recientemente por el CIS), en todas las partes. Ahora resulta que la cifra de cinco millones de personas en busca de trabajo se va a conseguir bajo el mandato del Partido Popular.

El Gobierno sigue a verlas venir, sumido en la indecisión, pechando de una parte con las presiones de la Unión Europea y por la otra con las presiones del partido y de la clase política en general, pendiente de sobrevivir como sea aunque los demás se hundan. Bruselas fuerza la reforma de la Administración pero Rajoy camina contando los pasos, lentamente, procurando no pisar ningún callo de los suyos, y no solo de los del Partido Popular, sino de todos. Que para eso todos son iguales, aunque el color de los collares sea diferente.

Tan lento va todo, pese a la prisa que corre hacer los deberes que, por ejemplo, los políticos de Castilla y León se le han vuelto a adelantar al presidente del Gobierno en defensa de sus particulares intereses. Primero ha sido la reorganización territorial de la región que choca con la proyectada por el Ejecutivo popular, y ahora lo del Senado, con los senadores de esta comunidad, que ni se sabe quienes son, porque a nadie le importa, quieren que sea, caso de que Rajoy al fin se decida a hacer la reforma prometida, tan escasa y mínima que todo seguirá igual o peor. En concreto, los castellanoleoneses piden que continúen los senadores por provincias además de aumentar la representación por autonomías. A la que estamos.

Que se ahorren 3.500 millones de euros con la desaparición del Senado a ellos des la lo mismo, pues lo único que les importa es la bicoca de la que disfrutan con España en la ruina, Que haya países como Suecia, Holanda, Noruega o Inglaterra sin tal Cámara a ellos los tiene sin cuidado. Que Alemania tenga 69 senadores Estados Unidos 100, también les da igual. En España contamos con 268. Y por supuesto, en su opinión cabe todo, el Senado, los 17 gobiernos y parlamentos regionales, las diputaciones provinciales, los organismos duplicados, los cargos de confianza y todo lo demás. Y los españoles a mantenerles, por supuesto.