El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Tras un maratoniano pleno de siete horas y después de numerosas reuniones entre los distintos grupos políticos, el martes se aprobaron las ordenanzas fiscales para 2013, demostrando, tal como señaló la alcaldesa, Elena Biurrun, que el consenso es posible siempre que exista voluntad para llegar a un acuerdo. No hay partido que ahora no trate de atribuirse los logros, pero más allá del discurso político lo que de verdad debe importar a los ciudadanos es que la negociación esta vez sí ha valido para algo, aprobándose nuevas bonificaciones y una rebaja en el tipo impositivo que en la práctica supondrán la congelación del IBI. Que no es poco en los tiempos que corren.