Opinión

Dolor en Cercedilla - El caso Torrelodones se judicializa

Luces y sombras

Manuel J. Ortega

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
En algún sitio lo he leído: “Cercedilla era el pasado martes el pueblo más triste del mundo”. Había motivo para ello. Bajo una intensa lluvia, cientos de personas procedentes de distintos puntos de nuestro país y parraos de hecho y de derecho daban el último adiós a su paisano Paquito, el héroe de Sapporo-72, el deportista más laureado del esquí español, que internacionalizó el nombre de este municipio serrano cuando, apenas cumplidos 21 años, se proclamó campeón olímpico de slalom especial en los Juegos de Invierno celebrados en esa ciudad japonesa. Y no fue ésta su única gran gesta deportiva, pues a sus victorias en el campeonato de España hay que añadir la medalla de bronce obtenida en el campeonato mundial celebrado en St. Moritz.

Paquito Fernández Ochoa, consciente de lo irreversible de la enfermedad que venía padeciendo desde hace algún tiempo, se pasó los últimos meses a caballo entre la clínica donde le trataban de un cáncer linfático y su casa de Cercedilla, en la que dedicó parte de su convalecencia a preparar sus memorias bajo el título “La vida: un slalom”, libro que tenía intención de presentar públicamente a finales de este año o primeros de 2007. Su última comparecencia en público tuvo lugar el pasado 28 de octubre, en el emotivo homenaje que le rindieron en su pueblo la “gente de la nieve” y sus paisanos. Su hermano José Manuel dijo que Paquito “en los últimos días sólo vivía para este homenaje. Afortunadamente pudo llegar a presenciarlo”. María Jesús, su esposa, también habló de este acto: “No pensábamos que iba a ser capaz de llegar, pero llegó y terminó muy cansado, pero también muy contento. Por suerte ha podido disfrutar de todo en esta vida, pero poco de su nieto”.

Paquito era una persona afable, simpática, extrovertida y siempre dispuesta a colaborar con todo aquello que estuviese relacionado con temas sociales. De ahí que compaginase su vocación taurina con algunas actuaciones (1996-1998) como novillero en varios festivales benéficos celebrados casi todos ellos en plazas de toros de distintos municipios de nuestra región, entre ellas la de Collado Villalba. Su segunda gran pasión fue el Real Madrid, de ahí su presencia en muchos de los partidos disputados por el club blanco en el Bernabéu.

En una de sus últimas entrevistas, concretamente en la concedida al diario Marca, el esquiador parrao decía: “Mi mejor premio es el haber cumplido. Por mí, por mi pueblo, por mi familia, mi Dios, mi Patria. También ha habido buenos “señores”, pero yo no sirvo. Me considero un gran vasallo”. Y lo era, pero sobre todo un gran señor que llevó con orgullo el nombre de Cercedilla y de España por todos los rincones del mundo. Descansa en paz Paco y hasta siempre.

El CASO TORRELODONES A LOS JUZGADOS.- Al margen de las conclusiones a las que finalmente pueda llegar la Comisión Especial Informativa formada por todos los grupos políticos con representación municipal en el Ayuntamiento de Torrelodones (aunque AVIT finalmente ha decidido retirarse), sobre los tres temas denunciados por los aún ediles populares Reyes Tintó y Jesús Pacios, relacionados con presuntas irregularidades cometidas por el presidente de su partido en esta localidad, Mario Mingo Zapatero, y por tres compañeros del Equipo de Gobierno (Galbeño, González y Nieto) en la concesión del servicio de mantenimiento de parques y jardines, financiación de la Fundación de Estudios Superiores y la recalificación de los terrenos pertenecientes al Área Homogénea Norte, los tribunales de justicia también tendrán que pronunciarse tras las dos querellas presentadas el pasado fin de semana contra dichos concejales. Por un lado lo ha hecho Mario Mingo, como presidente local del PP, y por el otro, el alcalde Carlos Galbeño y sus compañeros de Ejecutivo, Fernando González, primer teniente de alcalde, y Julián Nieto, responsable del área de Urbanismo. Las querellas se sustentan en un presunto delito de calumnias, falsas acusaciones y, en el caso de Mingo, de relacionarle con una presunta trama de corrupción, de ahí que esta denuncia deje abierta la posibilidad de ser ampliada posteriormente a otras personas que pudieran haber contribuido con su comportamiento a la falsa atribución de hechos delictivos. Otro hecho curioso a resaltar, sobre todo tras los últimos acontecimientos, tiene que ver con aquellos que durante un tiempo estuvieron sacando pecho y presumiendo de conocer todos los entresijos de un caso, que insisto, según algunos podía dejar en pañales la operación Malaya, y ahora, en el momento en el que han visto la boca al lobo (falta de pruebas, querellas, desmentidos, etc) han hecho mutis por el foro y ni siquiera quieren oír hablar del asunto. Incluso los propios ediles Tintó y Pacios en el escrito -que no denuncia-,presentado el pasado 27 de octubre en la oficina de Anticorrupción y en el último punto del mismo (decimotercero) se cubren las espaldas al afirmar textualmente: “Como ya se ha dicho, los concejales que suscriben consideran que no pueden retener toda la información que ha llegado a su conocimiento, y que carecen de medios para realizar las investigaciones e indagaciones precisas. Tampoco pueden pronunciarse sobre la absoluta certeza de las informaciones que han recibido, ni su calificación como irregulares o no”.

Lamentablemente, en nuestro país y sobre todo cuando algunos políticos intentan ajustar cuentas con sus adversarios, se suele recurrir al manido e injusto critica que algo quedará. Lo lamentable es que, bien por interés personal o por envidia, aún hay personas capaces de seguirles el juego.