Opinión

Los sindicatos ya no engañan a nadie

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Honradamente. Dicho sin ninguna acritud. Yo creo que los sindicatos españoles ya no engañan a nadie. Están obsoletos. Instalados en una dinámica decimonónica con un discurso de la Edad de Piedra. Lo digo después de la manifestación del sábado en Madrid, donde curiosamente el lema era tan absurdo como inocente: “Quieren arruinar al país”. Se supone que quien quiere arruinar al país es el partido del Gobierno.

Se supone que, quien lo arruinó, también quería arruinarlo. Y olvidan los sindicatos que ellos también son corresponsables de la ruina, puesto que apoyaron hasta la muerte al partido que gobernó este país los últimos años ¿O es que, de verdad, sindicatos y socialistas piensan que los españoles se han olvidado de que ellos y nada más que ellos fueron los que, en los últimos ocho años, pusieron la piedra angular en el edifico de la ruina española?.En cualquier caso, yo discrepo. Y pienso que nadie quiere arruinar el país. Yo creo que los políticos, en su mayoría, como la mayoría de los sindicalistas, lo que quieren es librarse de la ruina para apuntalar y perpetuar su próspera especie.

No se explica de otra forma que los sindicatos que exhiben el dedo acusador, participen del mamoneo nacional con tanta diligencia como el mejor partido u organización empresarial. Son los mismos perros con distintos collares. Ocurre que los sindicatos, ahora, son perros rabiosos, con el rabo recortado entre las piernas, que desean aparentar lo que no son: defensores de la clase trabajadora.

Los sindicatos que cargan contra Rajoy, que le exigen un referéndum para que el pueblo se manifieste sobre lo que piensa sobre la política económica, son los mismos que ocultan los datos de sus sueldos y las multimillonarias subvenciones que reciben. A estas alturas, todos saben que los españoles de a pie, los que cotizan, son los que sostienen el tinglado sindical ¿Acaso los sindicalistas ignoran que los cotizantes saben que la paz social depende de las prebendas que reciben? ¿Por qué en la época más ruinosa de la historia de España, la ‘zapatera’, nuestro país fue poco menos que una balsa de aceite? En el ánimo de todos está la respuesta.

Muchas veces pienso que los dirigentes sindicales creen que somos una especie de tontos y que estamos en este mundo puestos por el Ayuntamiento.Nosotros sabemos que ellos son un ejército,un ejército que se mueve a impulso de sus intereses partidistas.
¿Por qué no piden un referéndum sobre la supresión de privilegios a partidos y sindicatos? Yo creo que debían retirarse, sin más, y vivir de las cuotas de los afiliados. Cada ciudadano debe tener libertad para disponer de su dinero cómo quiera y decidir cómo le dé la gana. Debe ser libre para poner en la casilla de Hacienda si lo dedica a los sindicatos, partidos o al sursum corda. Tal que la Iglesia, vamos.

Los sindicatos son necesarios e imprescindibles. Como los partidos. Pero sin corrupción ni prebenda alguna.