El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
“Me confesaba mi vecino ‘el cazador’, que escopeta en ristre sigue confinado en su rotonda, su decepción por las críticas vertidas últimamente por algunos políticos de la oposición con el fin de desestabilizar al Ejecutivo que preside Agustín Juárez. Y para conseguirlo ni siquiera les importa recurrir a temas como el de la ralentización de las obras del hospital comarcal y el retraso de su inauguración hasta el próximo año, un asunto que además compete exclusivamente al Gobierno regional y no al Ayuntamiento. Y lo que más indigna a mi vecino, dice Lobo Cojo, es que los que ahora se rasgan las vestiduras con este asunto son los mismos que han tenido paralizadas durante casi cuatro años las obras del edificio de la Policía Local; esos visionarios capaces de ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el suyo; los mismos que después de despilfarrar durante años y años cientos de miles de euros en festivales, toros y demás actos lúdicos, pretenden presumir de que van a mirar con lupa los gastos de las fiestas de Santiago Apóstol. A mí me parece bien que lo hagan, que controlen gastos, pero para que ‘sus’ cuentas puedan ser creíbles, antes deberán reconocer, por ejemplo, su responsabilidad en la concesión ‘dedocrática’ al empresario Tomás Entero -amigo de JP- de la organización de los festejos taurinos durante una década. Eso sí, en 2010, y para intentar tapar el escándalo suscitado, le adjudicaron un concurso negociado por el módico importe de 258.000 euros, 58.000 más que la dotación económica que ahora tiene asignada la recién constituida empresa municipal para sufragar todas las fiestas villalbinas. Curioso, ¿no?”.