Editorial

Un proyecto para el futuro de Galapagar

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
El Ejecutivo de Galapagar llevó ayer a pleno la modificación puntual que permitirá poner en marcha el ambicioso proyecto de Los Altos de La Navata, ante el que ya se han escuchado las primeras críticas sin ni siquiera conocer los detalles del desarrollo urbanístico que se plantea y que, en definitiva, supone construir una vivienda por cada 550 metros cuadrados de terreno, con numerosas áreas medioambientales, además de permitir la construcción de un colegio concertado (única opción educativa a la que hasta el momento no pueden acceder las familias de la localidad), un centro comercial y una zona deportiva. Todo ello se traduce, según los datos aportados ayer por el alcalde, en la creación estimada de 3.500 puestos de trabajo, cifra más que significativa si tenemos en cuenta que el número de desempleados en la localidad es de aproximadamente 2.700.

En un contexto de crisis como el actual, cualquier actuación de futuro debe ser bienvenida, más aún si contribuye a crear empleo y a dinamizar la actividad económica (la inversión será en total de unos 100 millones de euros). Por supuesto, cabe pedir el máximo rigor desde todos los puntos de vista, incluyendo un escrupuloso respeto al medio ambiente, sobre todo si tenemos en cuenta que este desarrollo limitaría con el Parque Regional, para lo que ya se ha previsto una franja de protección. No faltarán quienes se opongan, pero al hacerlo deberían tener en cuenta que la actuación, todavía en fase inicial, está en el lado opuesto de lo que hasta ahora ha dominado en el urbanismo de Galapagar, donde durante mucho tiempo ha imperado el todo vale por encima de cualquier otra consideración. Contribuiría a eliminar el agujero existente entre La Navata y el casco urbano, evitando un aislamiento que ya se ha demostrado negativo en otras zonas. Además, el crecimiento poblacional que conlleva se limitaría a 2.000 personas, en un entorno nada masificado y en el que el Ayuntamiento obtendría además numerosas cesiones de suelo, por encima de lo que suele ser habitual en otras operaciones similares.

Se pueden y se deben hacer las cosas bien, y éste es sin duda el mejor momento para aunar esfuerzos, dejar a un lado las diferencias ideológicas y trabajar en una misma dirección, que no es otra que la del interés general de los ciudadanos de Galapagar.