El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Si en algo debe ponerse de acuerdo PP y PSOE es en la necesidad de trasladar al resto de socios europeos un menaje de que somos un país serio
. Sin embargo, la realidad de los números no deja en un deseable objetivo: la credibilidad. No puede ser que a estas alturas de la película y con todas las medidas que llevamos soportando sobre nuestras espaldas para, supuestamente, salir de la crisis nos tengamos que enterar la semana pasada de que Madrid y la comunidad valenciana ‘maquillaron’ sus cuentas -se quedaron facturas en los cajones- lo que supone un nuevo engaño a Bruselas. El déficit de 2011 ya no es del 8,5, sino del 8,9 por culpa del desmadre reinante en las autonomías. Ya no es Zapatero el único mentiroso. Los socialistas han aprovechado para contraatacar denunciando que la herencia estaba en los cajones de los gobiernos del PP. No les faltaba razón cuando afirman: “Así no se puede dar confianza”. Es curioso que algunos dirigentes valencianos intenten justificar el desvío reivindicando un “ejercicio de transparencia” y de “responsabilidad”. El propio Luis de Guindos les ha echado un capote a los ‘mentirosillos’ al argumentar que el ajuste aprobado en el Consejo de Política y Financiera compensa de forma clara las posibles desviaciones del déficit. A Rajo le mienten ya hasta los de su equipo. ¿Se imaginan su cara en la reunión que mantuvo con Merkel en Chicago ¿Habrá tenido que aguantar otra regañina de la cancillera?. Y es que es ahora cuando España y la UE se la juegan. Es evidente que algunos bancos españoles necesitan ser intervenidos para salir adelante. ¿Cómo nos lo venderá nuestro gobierno? ¿Nos volverán a engañar? ¿No dicen la verdad para no crear el caos?. Una larga lista de sacrificios y reformas están arruinando el Estado del Bienestar y el problema siguen siendo los bancos.