Opinión

Cerrojazo a las energías renovables

Julián Ramos*

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
El vendaval de recortes emprendido por el gobierno del PP en todas las políticas de Estado ha tenido a las energías renovables como una de sus víctimas. El Real Decreto Ley 1/2012 establece una moratoria indefinida en las ayudas a dichas energías. Es cierto que aún cuesta más obtener energía de fuentes renovables como el viento, el sol o la biomasa, que de combustibles fósiles, pero las diferencias se han acortado a medida que han ido madurando las tecnologías empleadas en aquéllas y subido los precios de estos últimos.

Aunque ya recortadas por el gobierno anterior, hasta ahora el Estado compensaba esos mayores costes a través de primas, política que ha permitido un desarrollo y pujanza de las energías renovables en España. Se ha creado una importante industria de fabricación de aerogeneradores y de sistemas solares para la producción de electricidad. Ha surgido un sector de I+D vinculado a la innovación en los dispositivos citados y un importante sector empresarial, tanto en la fabricación como en la instalación y explotación de centrales y sistemas renovables. Los grandes parques eólicos que pueblan la geografía española, las centrales termosolares y grupos fotovoltaicos instalados ponen de manifiesto uno de los mayores éxitos en la modernización y diversificación de nuestro tejido económico, tradicionalmente apoyado en el turismo y la construcción. En lugar de asfixiar a las renovables se podía haber optado por crear una tasa a la producción de energía nuclear. La mayoría de las centrales nucleares, propiedad de las grandes compañías eléctricas, han amortizado ya la inversión realizada en su construcción. Sus costes actuales de producción de energía están muy por debajo del precio de la energía en el mercado eléctrico. Pero el Gobierno ha preferido hipotecar el futuro de un sector prometedor antes que menguar las ganancias del lobby de la electricidad.

La anulación de nuevas ayudas a la implantación de energías renovables puede dar al traste con un sector económico en el que España había conseguido destacar a nivel mundial. A corto plazo va a significar el cierre de muchas empresas que trabajaban en sectores tan diversos como la fabricación, comercialización, desarrollo de proyectos, instalación, explotación y mantenimiento de equipos. Resulta paradójico que un sector pujante se vea abocado también a engrosar las cifras del paro existente. Las cantidades que habrán de pagarse en forma de subsidios de paro y otros costes sociales que ocasionará la decisión adoptada puede superar el hipotético ahorro que supone la desaparición de las primas a las renovables. El suministro de petróleo y gas está sometido a los vaivenes de la política mundial y a unos incrementos de precios que van a gravar de forma insoportable la producción y consumo de bienes. Solo el aumento de los precios del petróleo en Enero y Febrero de 2012 ha supuesto un aumento de 9.000 millones de euros en nuestra factura energética. Casi tanto como el brutal recorte en sanidad y educación recientemente decidido.

Las grandes potencias económicas mundiales se han hecho conscientes de la importancia estratégica de las energías renovables y están apostando por liderar el futuro de estas energías. China en muy poco tiempo ha desarrollado una potente industria en la producción de paneles solares y aerogeneradores. EEUU trata de recuperar el tiempo perdido, aunque también allí el resultado de las próximas elecciones presidenciales puede condicionar la hoja de ruta, dada la fortaleza de los grupos de presión existentes en torno al negocio del petróleo. Abengoa, una empresa española, construye en Arizona la mayor planta termosolar del mundo. Alemania, la economía más grande de Europa, hizo en 2011 una apuesta estratégica por las energías renovables, estableciendo un plan de cierre paulatino de todas sus centrales nucleares y apostando fuerte por aquellas tecnologías en las que está a la vanguardia, como la solar, a pesar de no tener mucho sol. Este es un ejemplo del que nuestro país podría aprender. Las decisiones comentadas no son básicamente fruto de la preocupación por el calentamiento de la atmósfera, sino que obedecen a prosaicas razones de interés económico y visión del porvenir. Si el futuro pasa por la renovables y tomar la delantera dará una ventaja competitiva a los países mejor situados, ¿qué sentido tiene este frenazo que nos puede retrotraer a un sistema económico obsoleto y dependiente, ahora que pugnábamos por salir de él?.
  • El autor es profesor de Secundaria jubilado y ex portavoz de Izquierda Unida en elAyuntamiento de Collado Villalba