Luces y sombras
Manuel J. Ortega
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
En la asamblea celebrada el pasado fin de semana por el Partido Popular de Torrelodones han quedado tres cosas muy claras: el apoyo incondicional de los militantes de esta localidad a su alcalde, Carlos Galbeño; la firmeza del presidente del partido, Mario Mingo Zapatero, a la hora de solicitar a los ediles Reyes Tintó y Jesús María Pacios, ex responsables de las áreas de Educación y Juventud, respectivamente, y protagonistas directos de la crisis vivida por el Ejecutivo local, la entrega de sus actas; y la inexistencia de las presuntas irregularidades imputadas a algunos de los miembros del grupo municipal popular por parte de los concejales díscolos, según afirmó Fernando González, secretario general local, al afirmar: “No han presentado ni una sola prueba en Génova, ni en el Comité Ejecutivo local, porque no la tienen, ya que la gestión del Equipo de Gobierno ha sido siempre transparente”
Por tanto, no es difícil llegar a la conclusión de que aquello que algunos llegaron a denominar como caso Torrelodones no fue más que un intento desesperado por descabezar la cúpula del partido en esta localidad y, una vez fallido el golpe, el supuesto caso se puede dar por concluido, puesto que las denuncias relacionadas con los temas urbanísticos carecían de fundamento -la asociación Torrenat que había acudido a Bruselas acompañando a Rafael Simancas reconoció ante los parlamentarios europeos que en la propuesta de recalificación de los terrenos pertenecientes al Área Homogénea Norte no se había cometido ninguna irregularidad- y, por otro lado, tanto Tintó como Pacios, pese a presumir de tener grabadas distintas conversaciones donde al parecer sus compañeros de partido reconocían la comisión de algún tipo de irregularidad, al menos que uno sepa y hasta ahora, no han presentado pruebas que confirmen la comisión de algún tipo de ilegalidad.
También es justo reconocer que lo que en su día nosotros calificamos como una conspiración para apartar definitivamente de sus cargos a Carlos Galbeño y Mario Mingo, alcalde y presidente del PP local, ha logrado parte de su objetivo, porque si bien es cierto que Mingo ha salido reforzado y así quedó demostrado el pasado fin de semana al recibir el respaldo unánime de los 250 asistentes a la asamblea local, no lo es menos que Galbeño ha perdido capacidad de maniobra al ser privado por los grupos de la oposición de algunas de las competencias que tenía como responsable del Ejecutivo, decisión que curiosamente también fue apoyada por Reyes Tintó y Jesús María Pacios tras serle retiradas sus competencias y la confianza por parte de la primera autoridad local. No obstante, todo parece indicar que Carlos Galbeño volverá a ser el cabeza de lista del Partido Popular en los próximos comicios, al menos eso es lo que se deduce del pronunciamiento de los militantes de su partido en el ya mencionado acto asambleario y, aunque posiblemente no podrá ejecutar los proyectos que la mayoría de los alcaldes suelen programar para la recta final de la legislatura, los pronósticos más pesimistas le dan una nueva victoria en las urnas. ¿Será lo suficientemente amplia como para gobernar durante los próximos cuatro años el Ayuntamiento de Torrelodones?. Eso sólo se sabrá cuando se haga el correspondiente recuento de votos.
PROBLEMAS EN EL POCILLO.- Urbanizaciones que hasta no hace mucho tiempo se consideraban como núcleos semiurbanos en las que se prodigaban las denominadas segundas viviendas, se están convirtiendo últimamente en zonas donde muchas familias han establecido su residencia habitual. Este es el caso de El Pocillo, colonia ubicada en el término municipal de Galapagar y muy próxima a C. Villalba. Pues bien, vecinos de esta urbanización expusieron hace pocos días en la página web de El Faro del Guadarrama los problemas que tienen que soportar en el capítulo de servicios. Su S.O.S. viene a decir: “Vecinos de la urbanización El Pocillo (Galapagar) queremos denunciar que el lugar donde residimos ha dejado de ser, desde hace tiempo, una zona de veraneo al que se venía los festivos, fines de semana y a pasar la temporada estival. A las carencias de todo tipo (inaccesibilidad de ADSL, deficiente alumbrado público, ausencia de contenedores para reciclar, de una recogida diaria de basura, de transporte público, de conducciones suficientes para el agua potable (las que hay son de fibrocemento y estallan), se unen prolongados y asiduos cortes de luz, concretamente el pasado 15 de octubre tuvo lugar uno entre las 20.30 y las 2.30 horas (seis largas horas), sin que hasta el momento hayamos tenido ningún tipo de respuesta por parte de Iberdrola”.
El problema está ahí y puedo asegurarles que no sólo compete al Ayuntamiento de Galapagar, sino a otros municipios serranos que cuentan con urbanizaciones bastante distantes de su casco urbano, caso de El Escorial, Guadarrama y Valdemorillo (por citar los más importantes), cuyas viviendas han pasado de estar cerradas durante gran parte del año para convertirse en casas de uso habitual por parte de sus propietarios o están ocupadas en régimen de alquiler, lo que supone para estos consistorios un aumento importante en el capítulo de prestación de servicios (basura, alumbrado público, seguridad, etc) y para algunas empresas suministradoras (Iberdrola, Canal de Isabel II, Telefónica, Correos, etc) la obligación de mejorar sus infraestructuras si quieren atender con ciertas garantías una demanda poblacional que hasta ahora ni siquiera se habían planteado.
Me parecen lógicas las quejas expuestas por los vecinos de El Pocillo, porque a fin de cuentas ellos tienen el mismo derecho que el resto de los ciudadanos afincados en los pueblos de la Sierra a tener unos servicios públicos dignos, pues como bien dicen los afectados, “aún pagando los mismos impuestos que el resto de nuestros convecinos, parece que no tenemos derecho a ellos”. En cuanto al caso concreto de Galapagar, hay que reconocer el gran esfuerzo que este aspecto viene realizado el actual Equipo de Gobierno, destacando la pavimentación de muchas calles, la construcción de aceras, dotación de alumbrado público, mejora del servicio de limpieza y recogida de podas y basuras en algunas de las urbanizaciones del extrarradio. Por lo que se ve, a El Pocillo aún no le ha tocado. Esperamos que sea pronto.