El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
El Gobierno quiere ahorrar, a costa de no comer si hace falta, porque lo de no tener derecho a médico o educación universitaria está casi confirmado para muchos ciudadanos. Ahora ha puesto su mirilla en los ayuntamientos pequeños. No me parece mal, porque algunos de ellos han sido auténticos reinos de taifas. Pues hale, a la fusión. Fría o caliente dependerá del estado de cuentas, poco romántico pero real, ya que hay consistorios que arrastran deudas imposibles no ya derivadas de los servicios que prestan, sino de obras faraónicas y muchas veces innecesarias, de salarios desorbitados, de plantillas excesivamente numerosas, y si no que se lo pregunten, entre otros, a los vecinos de Collado Villalba.
Los que sin duda lo van a pasar mal si las fusiones salen adelante son los patriotas, o mejor, los micropatriotas. Cuando uno dice yo soy de, arrastra consigo el sambenito correspondiente, apodo o historias que conforman las identidades de los pueblos; las ciudades están curadas de estos espantos conservando en los barrios sus esencias. ¿Y las devociones? ¿Se negociarán patrones y advocaciones? Parece que lo que se nos propone es una gestión más centralizada ¿Profesional? Sería de agradecer después de ver la gestión pésima en muchos pequeños municipios, qué va de la mano de esa idea hermosa y poco práctica que consiste en que todos los españoles y algunos residentes por serlo pueden llegar a ser gestores municipales, y se ha demostrado que no.
En el año 2001 Miquel Roca elaboró el después conocido como ‘informe Roca’, en el que ya se hablaba de la supresión de municipios españoles de menos de 200 habitantes; también era Roca partidario de una cierta profesionalización de los alcaldes, de mancomunar servicios. Pues bien, su idea fue rechazada con grandes aspavientos y sigue siendo una asignatura pendiente. Basta con ver como ejemplo de rivalidad la existente entre Alcobendas y San Sebastián de los Reyes, dos municipios separados por apenas unos metros, como ejemplo de la imposibilidad de llegar a una acuerdo satisfactorio. ¿Y qué me dicen de El Escorial y San Lorenzo? Quizá debería ser obligatoria la mancomunidad, dicen los expertos, para avanzar de una vez por todas en la optimización de recursos. A día de hoy no existe una postura única sobre este tema a nivel de partidos y pesan más que las disciplinas y criterios de las formaciones políticas las propias particularidades geográficas y culturales de los municipios. La queja más recurrente es sobre si los servicios que se cobran y no se prestan en poblaciones alejadas del municipio matriz.
Este nuevo anuncio del Ejecutivo de Mariano Rajoy no tiene nada de nuevo y grandes malabares deberán hacer para lograr el consenso de los alcaldes que hasta ahora no han sido contrarios sino hostiles a esta idea. ¿Tendrán que aplicarla por Real Decreto en el Boletín Oficial del Estado un viernes, como el resto de las reformas?.