El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Una excelente novillada de Juan Antonio Ruiz Espartaco se lidió el pasado domingo 15 de abril en la plaza de Las Ventas de Madrid. Dentro de un conjunto de buena nota, con sus lógicos matices, destacó la casta y la nobleza de la mayoría de los ejemplares lidiados. Sobresalió un cuarto soberbio, con humillación, profundidad y una bravura difícil de ver, para el que se solicitó la vuelta al ruedo en el arrastre con todo merecimiento.
Alberto Durán, Raúl Rivera y Conchi Ríos dejaron ir con las orejas puestas a los utreros de una novillada que les puso en bandeja un triunfo vital para ponerles en circulación y coger fuerza. En su descargo hay que decir que el viento sopló con fuerza y molestó mucho.
Se salvó en parte Alberto Durán, que logró lo mejor de esta tarde venteña y que estuvo a punto de cortar orejas de haber manejado mejor la espada.
Toreó primorosamente a la verónica al cuarto, un boyante animal de Espartaco. Realizó una faena clásica y de buen torero que tuvo sus altos en soberbios pases de pecho. Durán se entretuvo más de la cuenta y el premio se esfumó.
También consiguió pasajes lucidos en su primero, donde toreó con reposo a un novillo con buen estilo. El espadazo arriba provocó una ligera petición. Al final fue ovacionado.
Raúl Rivera no se confió en su primero y llevó a cabo una faena de poco relieve. El quinto tuvo transmisión y su labor fue de querer y no poder brillar en ningún momento.
Decepcionante la actuación de la novillera Conchi Ríos, que estuvo desconfiada, sin sitio y sin arriesgar.
El tercero colocó la cara y embistió con transmisión, pero la murciana no logró el acople y su labor fue irregular y deslavazada. El sexto dejó que le castigaran en el peto, tuvo poder y bravura, pero no se puso ni una vez.