El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Como el que oye llover, en este permanente via crucis económico cunde la indiferencia ante las simas de la fractura social donde están cayendo tantas y tantas familias.
El año pasado, en España se ejecutaron cerca de 100.000 órdenes de desahucio contra personas que no podían seguir pagando la hipoteca de su casa. Y las compañías que se dedican a la gestión de activos inmobiliarios ya han anunciado que en el periodo 2012-2015, teniendo en cuenta tanto el desplome general del empleo y de la renta, que en los próximos cuatro años se van a producir en España más de 430.000 desahucios.
Ante este descalabro la pregunta que se nos antoja es: ¿A qué están esperando los principales partidos políticos para ponerse de parte de las víctimas y pactar cuanto antes un freno en seco a esta calamidad? ¿Acaso los ciudadanos que se vean en esta penosísima situación son apestados de los que alejarse, o antisistema de los que renegar?
La falta de compromiso de los partidos con los desahuciados es uno de los motivos que provocan el desprestigio de la política y de las instituciones democráticas en nuestro país. Más aún porque los partidos son contumaces morosos que deben mucho dinero a bancos y cajas Y esa deuda se convierte en cartas marcadas para el pasteleo del poder. La ejemplaridad brilla por su ausencia, Entretanto, los que creyeron en la ‘Jauja’ porque se lo hacían ver desde todos los estamentos, entre los que se encuentran muchísimas personas que han votado alguna o varias veces a los partidos que se alternan en los gobiernos, los que toman las decisiones, los del voto útil, se sienten noqueados y abandonados a su suerte.