Víctor Corcoba Herrero
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Hay que liberarse de la violencia con la no violencia. Deben ponerse de acuerdo y pactar las divergencias sus responsables. La mano de los violentos ha de cesar de inmediato. Esto debe quedar claro.
No entiendo como el mundo, a través de sus organismos internacionales, hace oídos sordos o no llega a pactos para poner fin de inmediato a los hechos violentos, como viene sucediendo con el pueblo de Siria y tantos otros. La violencia no conduce a ningún sitio, nada más que a la barbarie, y hay que impedir que se produzca, ahora y siempre, para que no se enraíce la tensión y se convierta en una atmósfera normal de la existencia humana.
A Siria hay que liberarla de la violencia. Mejor hoy que mañana. Es de vital urgencia. Hágase justicia, pues, o lo que sea preciso. Pero párese el calvario. El embajador de Siria en la ONU dijo que su país podría haber seguido el plan de la Liga Árabe si las naciones occidentales y otros actores políticos no hubieran destinado miles de millones de dólares a los grupos de la oposición armados, ni los hubieran acogido en sus capitales para facilitar los ataques contra los civiles sirios. También el gobierno de Damasco atribuye la responsabilidad de la violencia a grupos armados no especificados, de matriz terrorista y que se han infiltrado desde el exterior. No olvidemos jamás que a los sembradores del terror lo único que les importa es avivar la naturaleza maligna en la ciudadanía, y alistarla entre sus filas para entablar una guerra psicológica, que desprecie la vida y así poder matar ciegamente.
Los violentos intentan comprarnos para modificar nuestro comportamiento, provocando miedo, incertidumbre y división social. Es lo que ha pasado en el proyecto de resolución para Siria, que apoyaba el plan de transición propuesto por la Liga de Estados Árabes, y que fue vetado por el propio Consejo de Seguridad de la ONU, a través de dos de sus miembros permanentes, como son Rusia y China. ¿Cómo puede ponerse veto a quien condena y pide el fin inmediato de la violencia contra la población civil? Precisamente lo que quieren los violentos es tener más tiempo para seguir injertando dolor y dudas al pueblo que sufre. Es cierto que no es aconsejable interferir en los asuntos internos de países, pero el caso de Siria es una cuestión tremenda que está golpeando especialmente a niños y mujeres. El contexto cultural de violencia en el que crecen hoy en día muchas personas es un factor de riesgo para el mundo.
También existen en la conciencia de cualquier colectividad reglas no escritas, pero que son el fundamento para corregir las conductas desviadas. El ser violento, desde luego, es una acción que contradice al propio ser humano. Por tanto, no caben medidas templadas, o remedios de espera, cuando el mal que se vierte es tan violento como matar vidas humanas. La pérdida del sentido humano, ha llevado a mucho gente al desprecio de la vida, lo que favorece un ambiente que influye negativamente en la formación de la conciencia y de los valores humanos. Estamos, pues, ante un problema, el de la violencia en el mundo, que sólo se solucionará con la aplicación de la justicia y el derecho. No olvidemos que frente al hambre de justicia que respira hoy el mundo, con tintes de venganza muchas veces, en este tormento de violencia que lacera el planeta, la reconciliación de pueblos y familias se realiza en plenitud cuando se entretejen el perdón que se pide y el perdón que se otorga.