Toros

Padilla, Iván Vicente y Luis Bolívar, que dio una gran tarde de toros, salieron a hombros en la corrida celebrada en Leganés el pasado sábado

Bolívar, triunfó en Leganés (Foto: A. B.)

Victorino Martín lidió una corrida seria, con importancia, interés y gran emoción

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
El pasado sábado, el Ayuntamiento de Leganés programó una interesantísima corrida de toros en su plaza cubierta, con la lidia de ocho toros del ganadero galapagueño Victorino Martín Andrés. Una gran apuesta la de este Ayuntamiento madrileño que contó con la organización de Emilio Esteban y José Ramón García y que dejó grandes cosas de interés.

Las distintas empresas que han ido pasando por Leganés han dejado la plaza abandonada y ha tenido que ser el Ayuntamiento el que coja la plaza para empezar a hacer las cosas con seriedad. La autogestión es el futuro de la fiesta. En una plaza a la que solían ir 1000 personas, con este cartel se cubrió en dos tercios.

La corrida de toros estuvo muy bien presentada, con animales fuertes y más de plaza de segunda que de esta de tercera. Cada animal es cierto que tuvo un volumen y un tipo muy diverso, pero su remate y sus serias caras estaban más que sobradas para Leganés. Su comportamiento también fue distinto, pero todos con muchos matices para el analizar y con mucho interés para el aficionado. Nunca se aburrió y eso es fundamental. Hubo toros que rompieron en bravo, otros que se dejaron y algunos que sacaron dificultades para los toreros.

Juan José Padilla, Iván Vicente (sustituto del lesionado Pepín Liria) y Luis Bolívar salieron por la Puerta Grande, aunque los éxitos fueran de distinto realce.

Juan José Padilla se llevó una oreja del encastado primero, un animal muy vivo y con pies, con un gran pitón izquierdo y al que el jerezano puso toda la carne en el asador en un trasteo entregado. Otra se llevaría del quinto tras estar brillante en los tres tercios.

Eugenio de Mora pechó con un lote con grandes dosis de peligro y de sentido. Su primero fue listo y arreó lo que no está escrito. El animal hizo correr a los banderilleros y llegó al tercio final orientado y cazando moscas. Eugenio abrevió. Su segundo también era espabilado, aunque no tanto como el anterior. El toledano, nada confiado y dudando, abrevió sin darse coba y el público le abroncó.

Iván Vicente toreó de forma magistral con el capote a sus toros, jugando bien los brazos, gustándose y bajando las manos. Su primero era algo reservón, pero manejable, noble y bueno. Vicente dejó muy buenas tandas, le llevó embarcado y le enganchó muy adelante para tirar de él con mimo hasta la cadera. Se llevó una oreja. De otro signo era el quinto, un animal que sacó temperamento y brío. El toro requería mucha firmeza, mando y someterle con poderío. El de Soto le plantó cara e intentó no afligirse y cuando lo logró el público lo valoró. Mató bien y se hizo con otra oreja.

Luis Bolívar se enfrentó en primer lugar a un toro complicado y gazapón con el que no pudo dejar más que voluntad. La gran faena de la tarde llegó con el bravo sexto, de nombre “Hermético” y con una gran actuación de Bolívar, que para comenzar le trazó un bello saludo de capote. El toro tenía grandes cualidades, pero el colombiano le entendió a la perfección en un trasteo donde pulseó, esperando mucho las arrancadas iniciales y llevándolo cosido en los vuelos de la muleta. Bolívar formó un lío dejando tandas de muletazos largos, con gusto y con valor. Sobre la izquierda brotaron naturales muy meritorios y rematados atrás. Pinchó en primer lugar, prendió la estocada al encuentro y resultó prendido en el muslo con una cornada de 10 centímetros. Dos orejas y rabo y gran toro de Victorino como telón a una temporada a más de Bolívar.