Opinión

El subsidio de paro austriaco

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
El nuevo Gobierno está dejando claro que tiene muchas reformas en cartera y poca pereza para sacarlas adelante. El pasado viernes aprobó una reforma laboral de enorme calado. Días tenemos para analizarla. Hoy me voy a detener en un complemento necesario a toda reforma laboral que, por el momento, no se ha abordado: el subsidio de desempleo.

Necesario y urgente. El coste de mantener a más de cinco millones de parados supone una gangrena para las arcas públicas y eleva la prima de riesgo española más allá de la que correspondería a su nivel de endeudamiento. Vaya por delante que los trabajadores no tienen culpa de la crisis y que la elevada tasa de desempleo en España (más del doble de la UE y EE UU) tiene muchas raíces. Entendemos, no obstante, que el sistema de gestión del desempleo vigente favorece a la difusión del paro y retrasa su absorción. Un buen sistema de subsidia es aquel que estimula a los trabajadores a buscar un empleo cuanto antes, aunque sea en otra ciudad o país.

El sistema español carece, ciertamente, de esta virtud. Hace unos días me contaba un empresario que entrevistaron a varias personas para cubrir una vacante y todos declinaron la oferta. “El salario que me prometéis no compensa lo que estoy cobrando en el paro”. El sistema austriaco del subsidio de paro incentiva la búsqueda de un nuevo puesto de trabajo desde el primer día. Equivale a un seguro de desempleo que se materializa en un fondo invertido en el mercado de capitales, el cual se devolverá al trabajador que quede en paro por circunstancias ajenas a su voluntad. El 1,5% del salario con el que contribuye mensualmente el trabajador austriaco (llamémosle Hans) genera unos derechos colocados en una mochila o hucha asociada a su nombre. Si Hans cambia de empresa, llevará consigo la mochila y seguirá engrosando el fondo financiero. Si por alguna circunstancia es despedido cambiará los derechos acumulados por un subsidio de paro. Cuando se jubile podrá complementar su pensión con los derechos sobrantes, Y si muere antes de la jubilación podrá dejar esos derechos a sus herederos. Con un sistema como este les aseguro que Hans pasará pocos días en paro a lo largo de su vida laboral. Las triquiñuelas y fraudes que caracterizan la situación española serían un mal negocio. Para que el sistema funcione bien, el Estado debe garantizar que ese fondo, que se cobrará como un salario diferido, crece, al menos, a la tasa de inflación. Una ración adicional para comprometer al Estado con la estabilidad de precios. Las caídas bruscas de los valores cotizados en bolsa (incluida la deuda pública) puede ser un problema. Ciertamente no hay ningún sistema perfecto, aunque algunos, como el español, son manifiestamente mejorables.. La tasa de paro española es de 23 por ciento y con tendencia al alza. La tasa de paro austriaca está en el 4 por ciento.