El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Na vez que la Dirección General de Trabajo de la Comunidad de Madrid ha autorizado el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) presentado por el Ayuntamiento de Collado Villalba, el Ejecutivo que preside Agustín Juárez ha superado todos los trámites de cara a la aplicación de esta medida. Aun así, ha decidido mantener abierta una vía de negociación con los sindicatos, que son los que ahora tienen la última palabra antes de que la ejecución del ERE sea una realidad. En este dramático culebrón que se inició ya hace tres meses, como consecuencia de la nefasta herencia económica dejada por el PSOE tras 12 años de Gobierno, la última vuelta de tuerca ha incorporado una importante novedad, y es que por primera vez las distintas secciones sindicales con representación en el Consistorio villalbino han presentado una propuesta conjunta, si bien UGT continúa teniendo la tentación de hacer la guerra por su cuenta. Un punto de partida que llega tarde, pero que al menos puede servir para no cerrar del todo la posibilidad de encontrar una solución alternativa que evite los despidos. Eso sí, la propuesta deberá tener más ambición y recorrido que la formulada en la noche del martes (recorte en las retribuciones de los políticos y de hasta un 20 por ciento en los salarios de los trabajadores afectados por el ERE), con la vista puesta, sin ir más lejos, en el reciente ejemplo de Galapagar, donde el Equipo de Gobierno ha anunciado que a partir de marzo se aplicará la jornada laboral de 37,5 horas semanales, con el objetivo último de eliminar las horas extraordinarias. No se trata, como algunos han querido dar a entender de forma torticera, de trabajar más porque sí, sino de hacerlo -en un porcentaje muy pequeño teniendo en cuenta las dimensiones de la crisis- para evitar la incesante sangría de las arcas municipales en este concepto, al margen de que en algunos casos permitiría ampliar la atención y los servicios que se prestan a los ciudadanos. Capítulo aparte merece el caso de las bajas y el absentismo laboral, que en Collado Villalba presenta unos índices muy superiores a los de la media nacional, con casos tan llamativos como que las ausencias aumentan de forma considerable con motivo de algún partido de fútbol de interés general.
El momento que atraviesa la economía española en general, y la villalbina en particular -con una deuda de 110 millones de euros-, exige un esfuerzo por parte de todos y también una responsabilidad que trascienda las habituales disputas políticas con fuerte carga demagógica. Es inútil enredarse en convenios cuando en juego está la viabilidad futura del Consistorio, y hasta que esto no sea asumido por quienes negocian con el Equipo de Gobierno, el problema continuará enquistado. Hay fórmulas para evitar los despidos, y así ha quedado de manifiesto con las propuestas presentadas por el Ejecutivo, pero es necesario actuar con valentía y determinación para aceptar que, por muy duro que sea, las circunstancias actuales no son las de hace unos años y, por tanto, es necesario obrar en consecuencia.