OPINIÓN
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Llegados al número 1.000 no es cuestión de mirarse al ombligo y decir lo buenos que somos y el mérito de este periódico semanal. Desde luego que esta sección mantiene, a pesar de las dificultades, la línea de independencia, rigor y seriedad inculcada que han caracterizado y caracterizan a El Faro del Guadarrama desde su creación en 1986.
Esta Sierra, queramos o no, es una comarca donde el toro tiene una especial relevancia. Muchos aficionados siguen cada viernes lo que pasa en el mundo del toro a través de estas páginas. Es por ello que hay que agradecerles su fidelidad, su espera y paciencia. Y también cabe recordar a los detractores, porque nada sería importante sin personas a la contra.
La información taurina en esta comarca está desapareciendo de las manchetas. El Faro del Guadarrama soporta el envite y el tipo. Este medio decano, ahora de aniversario, es el último que acerca el mundo taurino serrano a los lectores de la comarca. Dos periódicos comarcales han suprimido la Fiesta de los toros de un plumazo. Triste, pero es así.
Además de esto, El Faro del Guadarrama es para los aficionados una herramienta taurina de difusión que acerca las crónicas de lo que ocurre en nuestros pueblos. Una tribuna polémica, rica en contendido, que trata de preservar los valores de la Tauromaquia, su pureza y cantar las corruptelas de tanto taurino golfo. Siempre pensando en el interés del aficionado, que a fin de cuentas es el que paga.