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Historia del embalse de Valmayor

De su origen como respuesta a los problemas de abastecimiento de agua en Madrid a los vertidos actuales en la presa vieja del Aulencia

RICARDO FANJUL | Miércoles 22 de octubre de 2014
La historia del embalse de Valmayor está ligada a la desproporcionada explosión demográfica que padeció la ciudad de Madrid en la década de los años 60. La capital experimentó en esos años el mayor crecimiento de su historia, pasando de 2.260.000 habitantes en 1960 a 3.150.000 en 1970. Este incremento poblacional, sumado a la sequía que asoló la región a finales de los años 50, hizo que las autoridades de la época diseñaran un plan de abastecimiento con garantías para la principal ciudad del país.

En la década de los 70 se construyeron los dos pantanos más grandes de la Comunidad de Madrid. El Atazar, en la cuenca del río Lozoya, fue el primero y el de mayor tamaño de Madrid. Se terminó en 1972 y fue el último pantano inaugurado por el dictador Francisco Franco. El segundo en tamaño sería el de Valmayor, en la cuenca del río Aulencia, que fue inaugurado en 1976.

La lógica y el mayor caudal del río Guadarrama dirigieron las miradas de los ingenieros de caminos hacia este río, ya que su aportación hídrica (116 metros cúbicos) triplica la del Aulencia. Sin embargo, la situación geográfica del valle de este río fue determinante. Mientras que el Guadarrama cuenta con numerosos municipios y urbanizaciones en su ribera, el río de El Escorial presentaba un valle despoblado, abierto y también sobre base granítica impermeable. La presa de Valmayor se diseñó en línea recta o escollera, teniendo en cuenta, entre otras cosas, el paso obligado entre las dos poblaciones que separa por el oeste, Colmenarejo y Valdemorillo. Y es que, como aún recuerdan los mayores de estos municipios, por debajo de esta escollera quedó sumergido el puente histórico y el camino que cruzaba el río Aulencia para dar paso a vecinos, comerciantes y viajeros. Tampoco cabe olvidar que la inundación de estas tierras dejó sumergido un tramo de la Cañada Real Segoviana que, viniendo desde Buitrago de Lozoya por las faldas de la Sierra gira en Collado Villalba hacia la meseta. Por el puente del Herreño, en la carretera de Guadarrama, pasa la cañada en dirección al Aulencia, para sumergirse en las aguas de Valmayor a la altura de Los Arroyos. Esta parte, al norte del embalse, recibe su nombre por los varios arroyos que aquí confluyen, como el del Tercio y el Ladrón, que en épocas de lluvias encharcaban los alrededores de la cañada, creando lagunas temporales que daban buen soporte a ganaderías y pastores.

Hasta hace pocos años, al referirnos a temas históricos, se podía contemplar en las proximidades de este arroyo y el puente del mismo nombre (hoy sumergido bajo el viaducto de la M-505 en dirección a El Escorial) la famosa Cruz del Tercio. Esta cruz labrada en granito demarcaba los términos de Galapagar y El Escorial en la misma Cañada Real Segoviana. En diciembre de 1985 fue trasladada al municipio escurialense. Desde entonces se conserva en las confluencias de la Avenida Constitución con las calles Castilla y Piña.

La decisión de realizar la presa de Valmayor en forma de escollera recta se debió principalmente a las necesidades técnicas de cubrir el extenso valle sobre el que se asienta. La longitud de la escollera supera el kilómetro, alcanzando los 1,125 metros, sobre los que discurre la carretera M-510.

Una vez concluida en 1976, se catalogó como la presa de escollera de mayor altura del país. En su punto más elevado, que viene a coincidir con el cauce, en las proximidades de la torre, alcanza los 60 metros de altura. Tales dimensiones permiten a la presa de Valmayor alcanzar un volumen de 2.100.000 metros cúbicos.

Trasvase desde el Guadarrama
El mayor aporte de agua lo recibe del río Guadarrama, a pesar de encontrarse en el cauce del Aulencia. Esto se consiguió mediante un trasvase por un canal en túnel de cinco kilómetros de longitud. Dicho trasvase tiene su origen entre Collado Villalba y La Navata (Galapagar), en el punto donde se construyó el azud de Las Nieves, recientemente desmontado por el Canal de Isabel II. Este trasvase llega a aportar hasta 30 m³/segundo, a la altura del arroyo del Tercio.

En el año 1993 se habilitó un nuevo trasvase, que proviene del embalse de Picadas, en el río Alberche. Gracias a este nuevo aporte, Valmayor se pudo recuperar de la sequía que afectó a la Comunidad de Madrid en 2005 y que a punto estuvo de secarlo por completo.

Valmayor, al igual que otras presas modernas, cuenta en sus alrededores con otras más antiguas y de menor envergadura. En la mencionada zona norte se encuentra el embalse de Los Arroyos, construido en 1966. Aunque en su cola se encuentran vestigios de represas muy anteriores, con toda probabilidad de la época de mayor esplendor del Monasterio (siglos XVI y XVII).

Lodos tóxicos
Aguas abajo se encuentra la presa vieja del Aulencia. Esta es, sin duda, la gran perjudicada por la obra de Valmayor. Se trata de una detallada construcción de sillería granítica, realizada tras la Guerra Civil por Regiones Devastadas para abastecer los municipios cercanos arrasados por la contienda.

Se trata de un paraje de incalculable valor ecológico e histórico, tanto en la misma presa vieja como en el cañón que continúa el cauce del Aulencia. Sin embargo, la acumulación de cientos de toneladas de lodos tóxicos provenientes de la depuradora de Valmayor han acabado con la vida de este embalse. Y amenazan al resto del cauce.

La política de vertidos incontrolados, sumada a la desidia de la Confederación Hidrográfica del Tajo y de los ayuntamientos de Colmenarejo y Valdemorillo durante los últimos años, ha convertido este paraje en un vertedero sumergido, con un riesgo latente de desbordarse aguas abajo ante cualquier fuga o rotura en el dique de esta vieja presa.