El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
El nuevo año, casi desde el minuto uno, viene marcado por los ajustes y un nuevo aumento del paro, con la Comunidad de Madrid como una de las pocas excepciones en la escalada del desempleo, si bien en este último caso hay que tener en cuenta la incidencia de la campaña de Navidad. En realidad, nada que no conociéramos, aunque se haya presentado de forma cruda, sin anestesia, devolviéndonos a la realidad de una crisis que ya arrastramos desde hace varios ejercicios. Este recién estrenado 2012 vendrá marcado de nuevo por la situación económica, también en los municipios de la Sierra, donde es imprescindible atajar el déficit que arrastran numerosos ayuntamientos. El caso más significativo, por número de habitantes y volumen de deuda (más de 110 millones de euros), es el de Collado Villalba, y por eso a nadie puede sorprender que el alcalde, Agustín Juárez, haya situado este aspecto como el principal objetivo de su Equipo de Gobierno.
Como ocurre a nivel nacional y también regional, el maltrecho estado de las arcas municipales obligará a tomar medidas complicadas y en buena parte impopulares, aunque mejor hacerlo ahora que permitir que el agujero se haga aún más grande, como ocurrió durante ejercicios pasados, entonces bajo el Gobierno de José Pablo González. Pero el necesario cambio de rumbo no puede venir sólo por la vía de los recortes o el incremento de la presión fiscal, sino por la búsqueda de soluciones imaginativas, amén de una imprescindible revisión del modelo de financiación de la Administración local, tal como vienen reclamando desde hace tiempo alcaldes como los de Galapagar o Guadarrama. Por otra parte, y en este mismo contexto, cabe hacer referencia a la decisión del Ayuntamiento de Valdemorillo de municipalizar el servicio de limpieza, con el fin de ahorrar unos 600.000 euros anuales, lo que puede servir para reflexionar acerca de las millonarias contratas que mantienen numerosos consistorios de la zona. Se trata de renegociar las condiciones con las empresas adjudicatarias, como ya se está haciendo en localidades como San Lorenzo de El Escorial o Torrelodones, actuando con más responsabilidad que nunca y teniendo claro que la época de la barra libre está definitivamente superada.