Opinión

Navalquejigo - La sombra de Porto - Ladrillazos mediáticos

Luces y sombras

Manuel J. Ortega

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
En la página web del colectivo okupa de Navalquejigo, a titulo de presentación se puede leer lo siguiente: “Sabemos que vivimos en la Sierra ‘rica’ de Madrid, donde la construcción mueve montañas a ritmo de especulación. La gente en general ve la Sierra cómo un lugar tranquilo y apacible. Pero hay problemas y de ahí partimos. Uno de los principales es la falta de espacios de socialización fuera de los circuitos establecidos. Esto repercute a la juventud principalmente, pero también a los inmigrantes que no tienen pasta y a todo tipo de gente con inquietudes más allá de ir a ver la última de Spielberg. Las casas de cultura de los diferentes pueblos no ofrecen más que lo que se les ocurra a sus gestores, o cuando ofrecen talleres éstos no son gratuitos. El proceso que conlleva la construcción de enormes centros comerciales y macrodiscotecas (en Villalba principalmente) como focos de gestión del ocio, desde la comida al cine, pasando por recreativos y compras, unido a la prohibición del botellón y al alto precio de los alquileres, han dejado a los jóvenes sin espacios propios de socialización, aunque surgen disidencias. Desde nuestra modesta capacidad vemos en la cuestión del ocio una palanca que nos une a los demás, nos permite hacer una crítica global y nos lleva a formular alternativas como Navalkejigo...”
A primera vista, se aprecia que dicho colectivo quiere plantear una versión bastante crítica sobre una comarca que fue desposeída hace bastante tiempo de su más importante materia prima: la calidad de vida; concretamente desde que los ladrillos y el cemento hicieron de caballo de Atila sobre aquellos hermosos robledales, fincas de encinas y dehesas que abundaban en el segundo tercio del siglo pasado y que fueron devoradas por la masiva construcción de chalés, pisos y apartamentos.

También esas líneas se pueden entender como una manera muy peculiar y muy okupa de definir el entorno desde un prisma socializante, donde casi nadie se libra de la crítica mientras se oferta una alternativa no de consumo, sino -como ellos dicen- de creación interactiva, donde cada uno pueda hacer lo que mejor le parezca.

Las versiones quedan ahí y al margen de ser compartidas o no deben invitar a la reflexión de aquellos que ostentan el poder económico y político en este entorno, porque a fin de cuentas son ellos los que pueden salvar lo poco que le queda de encanto a la Sierra.

LA LARGA SOMBRA DE PORTO REY.- No creo que la dimisión de Porto Rey, ex director general de Urbanismo de la Comunidad de Madrid, sea la panacea para acabar con los casos de especulación urbanística que han sido denunciados últimamente en la zona Noroeste de Madrid. Tampoco creo que la fiebre constructora llegue siquiera a moderarse -aunque algún iluso lo haya podido pensar- con la aún quimérica entrada en vigor del futuro Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama que, según el Foro Social de la Sierra, la Comunidad de Madrid “ha utilizado como coartada para desproteger zonas antes protegidas, promoviendo miles de metros cuadrados de urbanización”. Donde sí llegará la larga sombra de Porto Rey es hasta algunos municipios serranos, concretamente hasta aquellos en los que los responsables de sus consistorios tenían en avanzada fase de aprobación sus respectivos planeamientos urbanísticos. Este es el caso de Galapagar, Valdemorillo, Guadarrama, San Lorenzo, Becerril de la Sierra, Collado Mediano y Los Molinos, donde algunos colectivos han asegurado que en los próximos años se podrían construir alrededor de 100.000 viviendas. Algunos confían en aquello de muerto el perro, se acabó la rabia.¿Nos lo creemos?. Los Santos Inocentes son el 28 de diciembre
LADRILLAZOS MEDIÁTICOS.- Y puesto que estamos metidos de lleno en el mundillo que rodea a los negocios urbanísticos, no podemos obviar las noticias que han surgido en los últimos días y que vinculan a algunos medios de comunicación con grandes empresas promotoras y constructores. Ahí tenemos el caso del Diario de Málaga, uno de los periódicos más importantes de la Costa del Sol, que tuvo que cerrar el pasado lunes después de la detención de su propietario, Emilio Rodríguez Bugallo, por la implicación de su empresa (Construcciones Salamanca) en la operación Malaya.

Pero los ladrillazos mediáticos no sólo tiene como escenario Andalucía. En Castilla y León también se ha producido más de un ajuste de cuentas entre propietarios de medios de comunicación que a la vez están vinculados al mundo de la construcción, caso de José Martínez Núñez, José Luis Ulibarri y Michel Méndez Pozo. El primero, propietario de Crónica de León, se ha enfrentado a José Luis Ulibarri, dueño de la constructora Begar, accionista mayoritario de la televisión Castilla y León y socio de Punto Radio, tras adjudicarse a través de un concurso convocado por el Ayuntamiento de Boadilla del Monte unos terrenos en los que construirá 139 viviendas y 300 plazas de garaje. Méndez Pozo, propietario de las cabeceras de los periódicos Diario de Burgos, Diario de Ávila y Diario Palentino, entre otros, ha tomado parte en la disputa apoyando a Martínez Núñez, lo que ha obligado a Ulibarri a comprar páginas a Diario de León para sacar a relucir los trapos sucios del pasado empresarial de sus dos rivales. Se dice que esta guerra puede continuar hasta las próximas elecciones, sobre todo hasta que la Junta de Castilla y León decida el reparto de las licencias de TDT a las que aspiran los tres empresarios con el único fin de incrementar su poder mediático. La pena es que en medio de estas guerras en las que prima la defensa de intereses espúreos se implique a honrados periodistas, obligados a pasar por el aro de la línea editorial que marcan sus amos para no quedarse en el paro. El caso del Diario de Málaga, donde medio centenar de profesionales se quedaron el pasado lunes en la calle por la supuesta insolvencia económica de su propietario (involucrado en la operación Malaya), pone en evidencia el incierto futuro de estas atípicas empresas teóricamente vinculadas al mundo de la comunicación.