• Y después del 20-N, ¿qué hará el PSOE?

Recuerdo que en marzo de 2000 una desconocida Trinidad Jiménez escribía días después de la derrota del PSOE en las urnas un artículo en El País con el título ‘La renovación necesaria’. El imprescindible relevo en el partido era el hilo conductor de una germinal propuesta de cambio que poco después se materializaría en el Congreso extraordinario que eligió a una nueva dirección con José Luis Rodríguez Zapatero a la cabeza. El mitin celebrado la pasada semana en Dos Hermanas (Sevilla), donde intervinieron, además de Rubalcaba, Felipe González, Alfonso Guerra y Griñán, es la mejor imagen del fracaso de aquella renovación quizá necesaria pero no menos decepcionante. ¿Por qué esa vuelta al pasado por mucho ‘mejor’ que haya sido? En el mismo diario, su antiguo director finalizaba la crónica de este acto subrayando que no existió ninguna mención a Zapatero. ¿Está el cainismo en la esencia del Partido Socialista? No creo que más que en los otros. Pero sí que la estructura y dinámica de funcionamiento interna generan, sin tener que proponerlo nadie, un circuito de lealtades volátiles que son muy férreas mientras va bien, pero que son muy frágiles ante la incertidumbre de la derrota.

El PSOE tiene que mirar al día después del 20-N para saber hacer bien esa renovación que ya no solo será necesaria sino que también tendrá que ser prospectiva para presentar a los ciudadanos un nuevo proyecto para España.