Opinión

En contra de la educación pública

Fernando de Terán Vergara - Ex profesor del IES Lázaro Cárdenas

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Que la educación pública (no universitaria) en España está en deterioro constante es un hecho innegable que ya se conoce desde hace bastante tiempo. Los principales causantes de este deterioro son agentes externos al sistema educativo (al menos en lo que se refiere a la enseñanza primaria y media) que, lamentablemente, ejercen bastante poder o influencia sobre él.

Así, los diferentes jerarcas e ideólogos que han ido legislando sobre la enseñanza media, desde ministros, subsecretarios de Estado y demás cargos políticos estatales primero, hasta los consejeros, vice-consejeros y el resto de subalternos ahora, han ido progresivamente erosionando la educación pública con sus medidas, más orientadas a ideologías partidistas que a las necesidades reales de los ciudadanos. No dudo de la capacidad intelectual y organizativa de aquellos que ocupan los altos cargos de la Administración, pero su desconocimiento de la realidad educativa es manifiesto, y lo demuestran cada vez que hablan de ella o, lo que es peor, legislan sobre ella.

En el lado opuesto a los legisladores (y más aún en la reciente polémica) se encuentra otro agente fundamental en el sistema educativo: el profesorado. A diferencia de los legisladores, el profesorado forma parte del sistema y palpa y vive los problemas diariamente. Son, de hecho, una parte insustituible del engranaje (lo cual también les diferencia de los políticos).

Por otra parte, si el engranaje no funciona, los profesores, junto con los alumnos, son los principales perjudicados. De aquí se deduce que habrían de ser los primeros interesados en el buen funcionamiento del sistema. Por eso se entiende difícilmente que el profesorado actúe voluntariamente en contra del sistema educativo. En España, donde tenemos un profesorado en general bastante comprometido con su tarea, esta situación no sucede con frecuencia. No obstante, en el IES Lázaro Cárdenas de Collado Villalba ha ocurrido recientemente. El claustro de profesores de dicho centro acaba de votar a favor de suprimir todas las actividades extraescolares.

Puede entenderse que en un centro escolar, debido a la falta de recursos (motivado por los recortes que se están produciendo en la Comunidad de Madrid) se supriman aquellas actividades que requieran de dichos recursos. Pero que se supriman las actividades que se desarrollan fuera del horario lectivo y que no afectan al organigrama del centro no parece tener ningún sentido. La medida es un verdadero despropósito, se aleguen las razones que se aleguen.

Las actividades extraescolares están concebidas como un servicio a los alumnos y, por tanto, como un elemento a favor de la calidad de la enseñanza. Esto es aún más cierto en el caso de algunas actividades que se han venido desarrollando en el IES Lázaro Cárdenas en los últimos años, como el coro de música. El coro de este instituto debería ser un orgullo para todos aquellos que forman parte de la comunidad educativa del centro. Es una actividad formativa y a la vez lúdica que ha generado mucho interés y no menos ilusión entre el alumnado (y algunos profesores), y que en sus dos años de experiencia ha recibido sendas menciones honoríficas en el Certamen de Coros Escolares de la Comunidad de Madrid, donde competía con agrupaciones que llevan trabajando más de 10 años.

Pues bien, en lugar de congratularse de ello, algunos profesores del centro (una minoría) han decidido que esta debía ser una actividad nociva y, desgraciadamente, han impuesto su doctrina entre la mayoría del claustro, aduciendo retorcidos pero eficaces argumentos. Lo que queda más allá del entendimiento de cualquiera son las razones ocultas que han impulsado este despropósito, que sin duda debe haberlas. Por desgracia, la barrabasada ya no tiene vuelta atrás, porque ha sido sancionada por el Consejo Escolar del centro. Así pues, durante el presente curso, y salvo que las actividades se lleven a cabo por una empresa privada (esta parece ser la educación pública para algunos) no habrá en el IES Lázaro Cárdenas ni coro de música, ni grupo de teatro, ni estudio dirigido para alumnos sin recursos económicos ni otros servicios para el alumnado que podían haberse ofrecido. Así no es, sin duda, como se avanza en materia educativa.