OPINIÓN
Román Villalba | Miércoles 22 de octubre de 2014
A cuento del durísimo escrito de Francisco Osuna donde reniega del apoyo a PIVALDE, alguien del Partido Popular de Valdemorillo me hace notar muy acertadamente que Osuna ya no es su cadáver, sino el de PIVALDE. Se refiere a lo que pueda o no pueda decir, hacer o desvelar el que fuera concejal de Deportes del PP, después candidato número 17 del Partido Independiente
. A estas alturas, se sabe que no es el único cadáver que ha dejado la formación independiente en su asalto al poder. Tampoco será el último. No obstante, el cadáver más grande, el que no va a poder ocultar PIVALDE, es la gruesa hemeroteca que fielmente registra sus encendidas criticas, siendo unas de las más notorias las que se refiere al sueldo de la alcaldesa la legislatura pasada.
Y es que Carmen Villanueva ha tardado apenas un mes en encontrar los 16 años perdidos de Pilar López Partida, lema con el que se presentó en la campaña electoral. En cuanto se ha puesto el mismo sueldo que la alcaldesa, ni más ni menos que 61.600 euros por su puesto ficticio de vicealcaldesa, en realidad primera teniente de alcalde.
Ha sido cobrar un sueldo 4.400 euros de vellón brutos al mes, 42.000 netos al año, y a la viceprimer edil le ha dado un súbito ataque de amnesia. Ahora defiende su sueldo -y todo lo que haga falta para seguir manteniéndolo- con la misma vehemencia con que antes llamaba mentirosa a la alcaldesa pleno tras pleno. A este ritmo, a la vuelta de vacaciones se afilia al Partido Popular, en navidades abraza la fe del Opus y para San Blas proclama a los cuatro vientos las bondades de un encierro de San Román. Lo que les quiero decir es que deben guardar los boletines de PIVALDE para reírse bien a gusto del donde dijo digo, digo diego.