El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
El pasado verano, el Festival de Teatro La Antigua Mina dibujó un escenario heterogéneo y cambiante para ofrecernos clásicos como Othello, La Celestina y Las Troyanas, obras contemporáneas escritas por la pluma de Pirandello o por la de Harold Pinter, y otras menos conocidas pero igualmente aplaudidas que también dieron cabida al público infantil.
La respuesta de los asistentes fue el premio para los organizadores de esta iniciativa, y para este año ha alentado algunas mejoras del lugar y un cartel rico en propuestas que satisfagan a los espectadores. Estos, que se acercan desde las localidades vecinas o desde el mismo Madrid, lo hacen con el deseo de vivir una velada donde el disfrute del teatro se fusione con la contemplación de una zona de gran belleza paisajística.
El Festival inaugura su programación este año con gran determinación al presentar una obra que honra su pertenencia al género dramático, sobrepasándolo y alcanzando otros campos que van mucho más allá del teatro. Shakespeare abrirá de nuevo el programa de La Antigua Mina, costumbre que se ha convertido en emblema propiciatorio del festival, y Hamlet será, en esta ocasión, su enseña (días 16, 22 y 30 de julio; y 5, 7 y 13 de agosto). Las diferentes representaciones de la tragedia del príncipe de Dinamarca a lo largo de los meses de julio y agosto invitarán a los espectadores a disfrutar de la obra, respetando su carácter clásico en la puesta en escena. Las pequeñas antorchas del escenario al aire libre alumbrarán, como es la tradición, los ambientes preparados para la obsesión, la locura, la venganza, y para el gran momento de la duda.
Hamlet comparte cartel con otras obras clásicas que no por serlo renuncian a la comicidad, sino que visten a ésta de amenidad e ingenio. Es el caso de Las mujeres sabias (24 de julio), de Molière, que apunta sus dardos contra la presunción intelectual y contra las mujeres necias a través de la burla y el fingimiento; La hermosa fea (31 de julio y 6 de agosto), comedia de enredo de Lope de Vega guiada por las pasiones y el equívoco; y La importancia de llamarse Ernesto (23 de julio y 14 de agosto), de Oscar Wilde, cuya precedente acogida en el festival ha animado su vuelta en esta nueva edición. La tragedia griega luce este año a manos de uno de los máximos representantes de este género, Eurípides, que, con Ifigenia en Áulide (25 de julio) relata los dramáticos momentos que preceden a la guerra de Troya, en los que la hija de Agamenón debe ser sacrificada a los dioses.
Cabe destacar En la colonia penitenciaria (12 de agosto), dramatización de un cuento de Kafka que, a pesar de ser poco conocido, goza de la misma intensidad que los trabajos más célebres de su autor. El texto muestra sagazmente las relaciones de poder, de disciplina y sumisión para retratar con extrema normalidad el tema de la pena de muerte, encontrando en ese clima desnaturalizado su denuncia.
Como cada año, se ha reservado un amplio espacio para los autores y las compañías jóvenes emergentes, capaces de demostrar la calidad del teatro actual. No necesito saber tu nombre (29 de julio), la última obra de la destacada dramaturga y directora Mar Díez, conocida por sus montajes realizados para el laboratorio de interpretación William Layton, presenta la imposible e intensa historia de amor de dos hombres entre rejas. Por su parte, Flores para Guillermina (15 de julio) homenajea las comedias de capa y espada del Siglo de Oro con descaro e inteligencia, aprovechando la experiencia del teatro moderno para elaborar una pieza con tintes clásicos. En Mi hermana es una asesina (17 de julio) encontraremos, en cambio, la frescura de una comedia contemporánea gracias a las descabelladas ideas de dos hermanas en apuros.
Si el programa es sugerente, también lo es la idea de disfrutar de las obras bajo el atardecer del cielo serrano. Resulta invitante acercarse al Festival con un paseo desde la vecina localidad de Zarzalejo, o recorriendo en coche o en moto el puerto de la Cruz Verde para alcanzar la zona de las antiguas minas y, luego, el promontorio en que se alza el escenario natural y dramático.
Los actores esperan la caída de la tarde, el momento en que la noche se desliza hasta las tablas parar recrear el ambiente propicio. Este año nos invitan de nuevo a presenciar sus comedias y dramas en las seductoras noches de La Antigua Mina. MERCEDES ONTORIA