J. Sánchez
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
No hay lugar a dudas, si alguien sabe sacar rendimiento al vil metal, esa es la familia Botín. Al frente de una de las entidades bancarias más importantes del mundo está Emilio Botín (biznieto, nieto, sobrino, hijo, hermano y padre de banqueros), también es, por si alguno no lo sabía, Marqués consorte de O’Shea
El poder de la banca en la economía, siempre ha sido el baremo de la misma. Hoy, aparte del baremo, es la consecuencia de que muchas familias estén en una situación de precariedad, que se corresponden precisamente con otros tiempos también más precarios. La banca ejerce muy bien el papel de abogado del diablo. A sabiendas de la adoración por parte de la sociedad de consumo al dios dinero, la banca, la aprovecha para conseguir sus objetivos, rayando las cotas más altas de usura. Nada que objetar a todo esto. Estamos en un sistema de libre comercio, donde cabe toda opción de libre mercado. Lo que sí me gustaría resaltar es: las investigaciones abiertas por parte de la Hacienda Pública a esta familia, por un posible fraude fiscal, al haber evadido grandes cantidades de dinero. Este indicio o hecho, acompañado del tono de soberbia del señor Botín, evidenciada en sus intervenciones en la junta general de accionista del banco que él preside, pone de manifiesto la arrogancia e influencia que tienen estas personas en la sociedad actual (con democracia o sin ella). Estas familias que gozan de tantos privilegios, aunque sólo fuera para respetar el honor de sus antepasados, no deberían verse involucradas en este tipo de sospechas o actos deleznables, más en momentos como los actuales, donde se presentan como el peor ejemplo a la hora de echar una mano en la crisis económica que estamos sufriendo la mayoría de los españoles.