AUTOMOVILISMO
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Hasta seis Ford Fiesta cerraban el acceso al podio de los R-2 a Rubén Gracia en el Rally de Ourense, maratón de más de 200 kilómetros cronometrados en tres días por las sinuosas carreteras gallegas, cita de enjundia por sus 44 años de historia. A priori, complicada empresa para el guadarrameño, cuyo nuevo Twingo no incluye, de momento, las mejoras mecánicas que Ford sí introduce para exprimir al máximo el reglamento. Sin embargo, el de GPR Sport, apoyado por un magistral copilotaje de Diego Sanjuán, salvó el envite con una excelente tercera plaza entre los de su clase, 11ª absoluta, que le permite sumar el liderato de los R-2 al que ya ostentaba en la Challenge Twingo, ésta sin repartir puntos en Ourense. Gracia lo hizo a base de superar un calvario mecánico. Primero con el fallo del accionamiento del embrague, después con la caída del pedal del freno. Gracia llegó a jugársela en el tremendo tramo de Cañón do Sil -30 kilómetros de curvas- sólo con la asistencia del freno de mano. Salió bien y ahora es el líder.
“El abandono debe ser lo último”
Rubén Gracia explicó tras su participación todos sus avatares en el Rally de Ourense. “El accionamiento del embrague se rompió a las primeras de cambio y provocó una fuga cuantiosa y el patinamiento del disco. Afectó al circuito de frenos y la situación fue caótica. Ante la imposibilidad de sustituir la pieza por tiempo, la solución fue condenar el sistema de embrague”. Rubén Gracia tuvo que convivir con ese problema durante nueve tramos, sin margen de error en caso de calado. Pero no sería el único. En el tramo del Cañón do Sil, el más complicado, al de Guadarrama se le cayó el pedal del freno y tuvo que terminar los últimos 45 kilómetros de cronometrada tirando de freno de mano. “Al menos nos quedó el acelerador. Tuvimos que armarnos de valor”, dijo. El riesgo mereció la pena.