El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Dos semanas después de la constitución de los ayuntamientos, las primeras decisiones de los nuevos ejecutivos pasan de forma inequívoca por la adopción de distintos planes de ajuste. Es lo que el el Equipo de Gobierno de El Escorial denomina “la hoja de ruta de la austeridad”. Y al margen de las medidas que se puedan tomar más adelante, los políticos locales parecen haber entendido que es el momento de dar ejemplo, anunciando, en mayor o menor medida, recortes salariales con los que difícilmente se solventará la precaria situación de los consistorios, pero que al menos sirven para constatar que es tiempo de recortes en todos los ámbitos. Así ha ocurrido, entre otros municipios, en la Villa, San Lorenzo, Villanueva de la Cañada, Torrelodones o Galapagar.
Precisamente en esta última localidad se hizo público ayer que el Gobierno que dirige Daniel Pérez ha decidido suspender la celebración del Festival de Jazz, un evento que ya había menguado en las últimas ediciones, después de que en los años de bonanza recibiera a artistas de la talla de Paco de Lucía, James Brown, Joe Cocker, Art Garfunkel, George Benson o Diana Krall. Desde luego que no estamos ante una buena noticia para la cultura, pero dada la situación de este Ayuntamiento parece que ésta era la única salida, la crónica de una muerte anunciada, máxime cuando la Comunidad de Madrid ha eliminado la subvención destinada a la celebración de este evento que pronto se convirtió en un referente en la región, si bien luego se vio afectado de lleno por las luchas políticas. Sin entrar en el fondo de las políticas culturales, lo que demuestra este hecho es que la Administración, ya sea local o regional, no puede sostener por sí sola un festival de estas características, siendo imprescindible el concurso de promotores y patrocinadores privados, tal como ocurre en otras ciudades. Ha sido un lujo contar con la presencia de figuras como Diego El Cigala, Bebo Valdés o Chaka Khan, pero en una coyuntura económica como la actual es un lujo insostenible, del mismo modo que la gran mayoría de ayuntamientos ha llevado a cabo importantes recortes en las partidas destinadas a la celebración de festejos. Por eso mismo resulta incomprensible, y especialmente revelador acerca de las prioridades del anterior Equipo de Gobierno que en Collado Villalba presidía José Pablo González (PSOE), que los toros en las pasadas fiestas de San Antonio (tres novilladas y una becerrada) costasen la friolera de 130.000 euros cuando, tal como desveló ayer el actual alcalde, Agustín Juárez, la herencia socialista en forma de deuda es “muy superior a los 100 millones que habían calculado”. Estamos, en definitiva, ante una cuestión de responsabilidad.