Opinión

Alonso, Ferrari y la televisión

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Pues no, este no es el año de Fernando Alonso por más que los responsables de la retransmisión televisiva traten de comer el coco a los aficionados ilusionándolos con falsas expectativas. Vettel, pese al traspiés del domingo, es ahora el rey, al volante de un Red Bull que acelera con alas y que se muestra intratable.

Fernando Alonso es un magnífico piloto. Vaya por delante esta afirmación para que a quien esto escribe no se le acuse de ser uno de los detractores del deportista asturiano. Su eclosión en el mundo de la Fórmula 1 fue perfecta, y con su trabajo y constancia -y con el dinero que le puso por delante Renault- logró dos títulos consecutivos y, demás, que los coches de carrera entraran por derecho propio en el ramillete de deportes más populares de España. Pero todo se torció cuando Alonso cambió de monoplaza y fió su futuro al McLaren. El piloto español no congenió con el equipo ni con su compañero Hamilton, que demostró unas enormes cualidades para destacar en Fórmula 1, y su rumbo triunfador se truncó provocando el regreso a Renault, cuando las posibilidades de este equipo ya no eran las mismas. Alonso, sin embargo, perseveró y recaló en el que se consideraba el mejor equipo del mundo, Ferrari, sin percatarse de que el futuro estaba situándose en otra escudería y en otro magnate con más dinero, ideas y ambiciones. Así anduvo el año pasado, cuando perdió de manera casi incomprensible el campeonato en la última carrera, y así anda esta temporada, como un Vettel mucho más intratable que en 2010 y que arrasa en cada carrera con una facilidad casi pasmosa. Por eso molesta, que desde la televisión se quiera hacer creer que la realidad es otra, que Alonso y Ferrari progresan y que están muy cerca de los Red Bull.