El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Dicen que José Luis Rodríguez Zapatero, la noche del 22-M, al enterarse de la debacle, se mostró dispuesto a dimitir, y fue su ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, la que le disuadió con el argumento de que los mercados se lo iban a tomar a mal y eso haría empeorar aún más la situación de España en el contexto económico. ¿Será cierto? Es posible. Pero lo realmente llamativo es que, salvo algún caso aislado, aquí todo el mundo sigue aferrado al cargo y los responsables del batacazo se esconden bajo las mesas para evitar el terremoto.
Nunca como ahora se ha hecho tan palpable la frase del añorado Camilo José Cela “lo importante es aguantar”. Y qué aguante la de los que, con palabras más o menos sesgadas, culpan de sus desdichas a Zapatero, convertido ya en chivo expiatorio del socialismo español. ¡Qué carga para sus débiles hombros! Cuando sabemos muy bien, que, aunque parte de la responsabilidad sea en efecto suya, otra no menos importante es de los responsables de campaña y de los caciquillos aburguesados de los núcleos provinciales y locales, más empeñados en perpetuar sus puestos que en mirar por el bien de su partido. Sorprende que la semana pasada, semana de pasión en el seno del PSOE, los dirigentes de Ferraz en vez de analizar a fondo las causas de la derrota y entonar un mea culpa sincero, se hayan concentrado en si congresos o primarias; en si elecciones ya, o elecciones en marzo; o en si Rubalcaba o Chacón. Al final casi todo se ha quedado a medias. Eso sí, después de tantos años de combate sin cuartel, el vicepresidente y actual ministro de Interior, salvo sorpresa mayúscula, será candidato a la presidencia. Y esto puede ayudar a sacar al partido del agujero donde se encuentra porque si Rubalcaba tiene algo muy claro, es que primero hay que replantear el socialismo plural sobre nuevas bases para no volver a caer en el personalismo -primero de Felipe González y ahora de José Luis Rodríguez Zapatero-, tan nefasto. Una tarea bastante ardua en un momento en que la izquierda se ve acosada desde todos los frentes por los mercados, los poderosos, los especuladores, los tea parties. etc. En tan delicado momento la reflexión debe correr a cargo de todos aquellos que forman parte de la familia, incluidas las antiguas personalidades del socialismo histórico español, tan maltratadas por Zapatero, que las alejó como si de apestados se tratara. Desechar la experiencia sólo es concebible desde la óptica de un inepto iluminado.
Más importante que si Rubalcaba puede ganar las próximas elecciones, es empezar por hacer una crítica severa del zapaterismo que en los últimos tres años ha llevado al país al borde del abismo; de sus métodos -relegando a cuántos ponían obstáculos a su poder omnímodo-; de sus procedimientos: el amiguismo en política es algo perverso y conduce al desastre: véanse los ministros Alonso, Blanco, Chacón, Pajín, Jiménez, el círculo mágico. En una palabra: la renovación es el único camino.