El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
“Sin ánimo de querer ponerme ninguna medalla, dice Lobo Cojo, hoy me vais a permitir que presuma de haber acertado no tan sólo la debacle electoral socialista en nuestro pueblo, sino el abandono de JP de la política activa. Con sólo seis concejales y sin derecho a guardaespaldas, sueldo de 80.000 euros anuales, tarjeta de crédito a cuenta de los contribuyentes y sin los lujos, prebendas y lisonjas relativas al cargo, el fenómeno no podía continuar ni un día más, de ahí que horas después del cierre de las urnas, anunciase a su emisora amiga que sí, que se iba, que su prepotencia le impedía ejercer como portavoz de un modestito grupo de concejales ‘descamisados’ tras 12 años de ordeno y mando. Hoy, admirado ex alcalde, después de tu batacazo electoral y antes de iniciar esa larga y dura travesía por el desierto de los ‘incomprendidos’, seguro que te habrás dado cuenta de que aquellos amigos que tú decías que eran fieles y serviles a tu causa, ya no están contigo. Aún así, es público y notorio que la mayoría de esos aduladores del ‘josepablismo’ han ganado una pasta gansa durante los últimos años y sus empresas, o las de sus familiares y amigos, han gozado de un ‘estatus’ de privilegio que no tiene parangón en la historia de este municipio. Y como el viento soplaba a favor, todos estaban felices y contentos porque mientras unos utilizaban sus influencias para ganar dinero, JP seguía escalando puestos hacia el estrellato político. Claro que una cosa es ser estrella y otra estrellarse, y eso es lo que le ha sucedido a nuestro personaje, que, después conseguir la primera mayoría absoluta, secó el pozo de su presunta humildad . Y a partir de ahí, pues eso, el desmadre”.