Ramón Tahoces
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Querido alcalde electo: una vez superada la complicada prueba de las urnas con una nota más que brillante, me imagino que habrá dormido tranquilo y querrá aprovechar estos días previos a la investidura (11 de junio), para recuperarse de su frenética campaña electoral y preparar su desembarco en el despacho de la Casa Consistorial de su municipio.
Quiero aclarar que escribo esta carta después de conocer los resultados finales de las elecciones municipales y autonómicas celebradas el domingo, lo que me permite disipar las dudas que pudieran suscitarse sobre los efectos, positivos o negativos, que pudieran haber provocado en estos comicios las concentraciones de la puerta del Sol de Madrid. Conocidos, pues, los datos de participación, incluso superiores a los del año 2007, se puede decir que la incidencia ha sido nula.
Aún así, los alcaldes electos deberán tomar muy en serio esa protesta y ser conscientes de que somos muchos los que apoyamos muchas de las reivindicaciones de la plataforma 15 de Mayo, destacando entre ellas la elección de nuestros políticos a través de un proceso de listas abiertas, un asunto a resolver cuanto antes. También los nuevos regidores deberán tener muy claro que la primera prioridad en nuestro país es el empleo, pues la cifra de parados ronda ya los cinco millones. Y no va a servir eso de que las competencias pertenecen a otra administración, porque todos sabemos que mucho se puede hacer desde lo local, desde lo cercano, como agilizar todas las medidas posibles para que las empresas, también en una situación difícil, puedan instalarse en nuestros pueblos y ciudades. Y no olviden que preocuparse por el empleo es ocuparse de aquellos que perciben sueldos basura y promover, pese a la dificultad del sector de la construcción, alquileres y viviendas dignas a precios asequibles. Formar a los jóvenes y facilitarles empleo es vital para el futuro de nuestro país.
Señor Alcalde electo: a ese equipo que elija para gobernar el municipio, entre otras cosas, tiene que exigirle desde el primer momento capacidad de trabajo e imaginación. Debe ser consciente de que sus vecinos le han votado y le han dado su confianza para que desarrolle un programa, exigiéndole a la vez que deje la piel desde el primer día en su quehacer y tenga claro que no debe responder ni ante su partido, ni ante otras instituciones, sino ante ellos porque, a fin de cuentas, son los que le han dado la confianza y los que pagarán, vía impuestos, sus sueldos.
También, señor Alcalde electo, debe saber que una vez que tome posesión de su cargo, tendrá que asumir la responsabilidad de regenerar esa democracia calificada de mesa y mantel, de puro en ristre, de tarjeta visa oro y cochazo oficial, porque eso es lo que también está pidiendo a gritos estos días esa generación de jóvenes que está ocupando pacíficamente las plazas y calles de distintas ciudades españolas para denunciar, entre otros asuntos, los casos de corrupción protagonizados por la clase política.