El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Después de dos semanas de intensa campaña electoral, la principal conclusión que se puede sacar en Collado Villalba es que, efectivamente, se respira ambiente de cambio. Con un gobierno desgastado, errático y a la deriva, el de José Pablo González (PSOE), parece que los vecinos están decididos a apoyar con su voto un cambio de rumbo. La mejor fotografía de esta situación se pudo tomar el lunes en la plaza de la Estación, donde el mitin de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y el candidato popular a la Alcaldía, Agustín Juárez, reunió a más de 1.000 personas. Por contra, el regidor, a quien acompañó Trinidad Jiménez (curioso que Tomás Gómez no haya pisado la localidad durante estos 15 días para apoyar públicante a González), soltó su maniqueo discurso en la laguna del Carrizal ante un aforo de apenas 100 personas. Algo parecido pasó hace días en el que hasta ahora era uno de sus feudos, El Gorronal, encontrándose con una plaza Primero de Mayo a la que sólo acudieron los más fieles a una causa que hace tiempo perdió absolutamente el norte.
No estamos pues ante unas elecciones más. Esta cita con las urnas se antoja verdaderamente decisiva para el futuro de Collado Villalba, después de unos años dominados por el despilfarro, las obras faraónicas (el mejor ejemplo, aunque ni mucho menos el único, es del túnel-parking de Honorio Lozano y Batalla de Bailén) y lo que la propia Esperanza Aguirre calificó como “los extraños contubernios de José Pablo González”. Porque el alcalde y candidato socialista ha llegado hasta aquí rechazando la Comisión de Investigación que el PP solicitó para llegar hasta el final en el ‘Caso Villalba’ y porque además el regidor y sus compañeros de viaje han dejado el Ayuntamiento con una deuda que la oposición estima en 100 millones de euros.
Hay razones más que de sobra para que el cambio se haga efectivo este domingo, haciendo buenas las encuestas y la percepción de que el actual Equipo de Gobierno está definitivamente amortizado. Ahora son los villalbinos los que tienen la palabra.