ALFREDO FERNÁNDEZ | Miércoles 22 de octubre de 2014
Como prólogo al ciclo isidril se programaron dos corridas de toros durante el fin de semana que no tuvieron un resultado especialmente brillante.
El sábado se anunciaron los toros de la mítica ganadería del Conde de la Corte. Un encierro grande y cornalón que no tuvo ningún fondo y pecó de falta de raza y fuerza. El astado más aprovechable resultó el cuarto, al que Luis Miguel Encabo le llevó a cabo una faena esforzada y de más a menos, pero no logró acoplarse sobre el pitón izquierdo y el trasteo se diluyó.
La única vuelta al ruedo fue para el confirmante Pepe Moral, que toreó bien a la verónica en el sexto y donde llevó a cabo una faena con entrega y se impuso a un toro áspero y brusco. Se metió entre los pitones pidiendo paso en un escalafón de matadores con tanta competencia. Cobró una estocada de ley y logró lo más destacado de una tarde sin mucho relieve artístico.
La corrida del domingo 8 llevó el hierro de San Martín-Hernández Plá. Una ganadería con buen origen, pero que ha pasado en los últimos años por muchos propietarios, y esto se notó.
El encierro pecó de falta de raza, de clase y hubo toros muy complicados y con genio que se lo pusieron muy complicado a los de luces. El toro de mejor condición y más nobleza fue para Eduardo Gallo, que comenzó bien la faena en su primero, y hubo buenos pasajes, pero luego todos se vino abajo. Con la espada no anduvo nada fino.
Javier Castaño realizó dos faenas muy valerosas, aplicando técnica y el corazón pero sus toros no querían embestir. López Chaves se llevó el peor lote.