ALFREDO FERNÁNDEZ | Miércoles 22 de octubre de 2014
El mundial del toreo, como tantas veces se define a San Isidro, comenzó el martes 10 de mayo y se prolongará hasta el próximo jueves 2 de junio, aunque luego se solapará con el ciclo del Aniversario. Cada tarde en la plaza de Las Ventas de Madrid, todas las miradas estarán fijas en lo que allí ocurra. Al cierre de esta edición de El Faro del Guadarrama únicamente se habían celebrado dos festejos mayores.
Con cerca del lleno, una gran noticia en tiempos de crisis, en el festejo inaugural del pasado martes se lidió un encierro muy bien presentado y entipado de Valdefresno que lidió dos toros buenos que no fueron aprovechados del todo.
Uno se lo llevó en el sorteo Juan Bautista, que realizó una faena poco convincente y sin apretarse con el toro en ningún momento. Su apatía y desgana fue evidente. El otro astado potable y con emoción fue para el alcalaíno Matías Tejela. Un toro para torearle bien y despacio, pero hubo demasiadas prisas. Sólo al final con los adornos, unas bernadinas y una estocada fulminante llegó a conectar con el tendido. Hubo una tímida petición, pero todo quedó en una ovación.
Daniel Luque se llevó el lote de menores posibilidades, pero fue el diestro al que se le vio mejor dimensión. Con su primero, un toro manso, le puso mucha decisión y se mostró fresco y con la cabeza despejada. Al sexto le recibió con un manojo de verónicas excelentes y luego volvió a estar capaz y dispuesto frente a un animal deslucido.
La segunda de abono fue un festejo espeso y aburrido merced a la falta de casta y fondo de los toros de Vellosino. Un lote bien presentado pero al que le faltó chispa. El mejor toro fue el sexto, que se movió con más brío, y el segundo, que tuvo buena condición pero pronto se vino abajo. Rubén Pinar saludó la única ovación de la tarde en el sexto tras una labor inteligente, sin ceñimiento y buscando el toreo accesorio para calentar. La faena se vivió con división de opiniones en el tendido y tras marrar con el acero todo quedó difuminado. El toro mereció otro trato.
Miguel Abellán brilló en su segundo, donde dio distancia y ligó bien los pases, pero luego el de Vellosino se vino abajo y la faena careció de emoción. Uceda Leal tampoco alcanzó grandes cotas y en esta ocasión no brilló como estoqueador. Clásico y pulcro en el toro de apertura del festejo consiguió algunos muletazos buenos pero sin continuidad.