El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Consumida la mitad de la campaña electoral, el ambiente que se respira no es otro que el de una victoria del Partido Popular en los comicios del próximo 22 de mayo, que lograría trasladar así los resultados que ya habían logrado en las generales y europeas. El cambio de tendencia es un hecho incontestable desde cualquier punto de vista, de modo que el de Collado Villalba va camino de convertirse en uno de los triunfos más deseados por el PP en estos comicios, tal como demuestra el hecho de que la propia presidenta del partido en Madrid, Esperanza Aguirre, acuda el lunes al acto convocado en la plaza de la Estación, donde mostrará su apoyo al candidato popular a la Alcaldía, Agustín Juárez. Un espaldarazo que certifica que, ahora sí, los populares están en condiciones de hacerse con la Alcaldía después de tres décadas de gobiernos socialistas (únicamente con un mínimo paréntesis en la legislatura 1995-1999), encabezados los últimos 12 años por un José Pablo González definitivamente a la deriva.
Frente al empuje popular, resulta llamativo ver cómo el alcalde y candidato del PSOE estuvo acompañado esta semana en un mitin por uno de los ministros más tocados del Gobierno de Rodríguez Zapatero. Acorralado por el escándalo de los ERE’s, Manuel Chaves fue quien vino a apoyar a José Pablo González, en lo que más bien parece una huida hacia delante que hace bueno el refrán de Dios los cría y ellos se juntan. Dentro de los escasos activos que maneja actualmente el PSOE a nivel nacional, probablemente el ex presidente andaluz sea el que tiene menor peso en estos momentos, dejando en Andalucía una herencia de irregularidades, paro y despilfarro que se asemeja notablemente a la del aún regidor villalbino, máximo responsable de la millonaria deuda del Ayuntamiento. Como Chaves, José Pablo González es un cadáver político que en su agonía no duda en valerse de las descalificaciones más burdas para atacar al PP que lidera Agustín Juárez. Prueba de ello son las palabras del número dos de los socialistas, Juan José Morales, calificando como “deshechos” a seis de los integrantes de la candidatura popular, permitiéndose incluso dar lecciones de ideología cuando precisamente el alcalde y cabeza de lista del PSOE ha incurrido durante este tiempo en no pocas contradicciones desde este punto de vista, además de erigirse en defensor de un falso localismo que no es más que el reflejo de las maneras en que han actuado a lo largo de estos años, confundiendo la ciudad con un cortijo. Episodios como este ilustran a la perfección cómo el PSOE villalbino se encuentra ante el fin de una etapa, al tiempo que el Partido Popular camina hacia los mejores resultados de su historia en un municipio que necesita ya un cambio de rumbo.