Opinión

Promesas, insultos, descalificaciones...

Las hipotecas y las deudas de los ayuntamientos, protagonistas de la campaña electoral

Manuel J. Ortega | Miércoles 22 de octubre de 2014
Superado ya el ecuador de la campaña electoral, los partidos políticos aprietan el acelerador para llegar al próximo 22 de mayo con ventaja sobre sus contrincantes. Y lo lamentable es que para conseguirlo, algunos aspirantes a ediles no escatiman las descalificaciones, insultos y ofensas contra los que consideran sus potenciales adversarios. Y en estos desagradables rifirrafes, en los cuerpo a cuerpo entre los candidatos, los socialistas son unos verdaderos expertos. Ejemplo: el lamentable discurso pronunciado esta misma semana en Collado Villalba por el presidente del PSOE y vicepresidente tercero del Gobierno, Manuel Chaves, en el mitin de apoyo al candidato socialista, José Pablo González, centrado única y exclusivamente en descalificar a la derecha a la que vinculó, sin rubor alguno, con la extrema derecha o derecha extrema, como llego a decir, advirtiendo que “esta gente no va con correaje, ni lleva palos de béisbol; van elegantemente vestidos y son incluso gente educada”.

La guinda a este mitin la puso Chaves con los siguientes pronunciamientos: “las causas de la crisis son las consecuencias del modelo económico que ha puesto en marcha la derecha, un modelo económico basado en la especulación financiera y en el desprecio a los ciudadanos”, añadiendo seguidamente: “El alcalde de Villalba volverá a ganar las elecciones porque durante sus años de gestión ha logrado convertir a este municipio en un lugar donde hay más y mejores oportunidades para todos”. Se ve que el hombre de los ‘eres o no eres’ vive a mil kilómetros de la Sierra. Invadido por la magia electoral, González aplaudió entusiasmado el ‘recital’ del presidente de su partido, algo comprensible en un político que se transforma en cuanto se quita el traje y la corbata y se pone el pantalón vaquero y la cazadora. Tanto es así que hasta el propio Agustín Juárez, candidato del PP a la alcaldía villalbina, le ha llamado al orden por los insultos (‘sujeto’, ‘canalla’, ‘ignorante’) vertidos por el regidor contra su persona, denunciando su actitud xenófoba por decir que la lista del Partido Popular está formada por personas que “no son de aquí de toda la vida”, despreciando con ello a los más de 40.000 vecinos que han establecido su residencia en este municipio desde los años 80..

Pero la guerra de los insultos y las descalificaciones no sólo se dejan oír en el entorno de la clase política local, también en el ámbito nacional y regional, se dicen verdaderas barbaridades hasta el extremo de que algunas de estas acusaciones ya estén en manos de los tribunales de Justicia. El PP de Madrid ha interpuesto una querella contra el candidato del PSM, Tomás Gómez, por calumnias, tras afirmar este de forma reiterada que el Gobierno regional quiere vender a “los amigos el Canal de Isabel II, los hospitales públicos y los colegios”, un hecho que los populares consideran como la imputación de un delito grave al Ejecutivo regional y a su presidenta.

Promesas para todos los gustos
Y al margen de este mal rollo que, afortunadamente, tiene fecha de caducidad, y esta no es otra que la del próximo 20 de mayo, ahí está también en candelero el capítulo dedicado a las promesas, muchas de ellas irrealizables, que buscan dos objetivos: calentar el ambiente y, si cuelan, encandilar a los más ingenuos para cambien su intención de voto.

Esperanza Aguirre y Tomás Gómez, candidatos a presidir la Comunidad de Madrid se han centrado en los últimos días en el tema de las hipotecas, una carga preocupante para aquellos madrileños que no pueden cumplir sus compromisos con los bancos. Así, mientras Aguirre dice que exigirá a las entidades bancarias más transparencia a la hora de la resolución de estos contratos y que en caso de que el hipotecado no pueda afrontar el pago, la entidad financiera se quedé con la casa y punto, Gómez promete al ciudadano que tenga una hipoteca y se vaya al paro, se le permita no pagar la misma el primer año que esté en el desempleo. Las dos ofertas nos parecen magníficas, pero me temo que en este aspecto los que tienen la sartén por el mango son los bancos y cajas y estos no han dicho ni pío.

En cuanto a los proyectos y promesas que aparecen en las candidaturas municipales de cara a la próxima legislatura hay de todo. Desde reducir impuestos, los menos, hasta la construcción de viviendas sociales para todos los gustos. Lo malo es que con la grave situación economía por la que atraviesan la mayoría de las haciendas locales lo que verdaderamente deben proponer los futuros ediles son recortes en la inversión, reducción de sus sueldos, de los presupuestos de fiesta y del despilfarro en general. Y eso, por desgracia, es lo que casi nadie quiere mencionar.